Afiche de lanzamiento (haz click) |
Los que me conocen
bien o me tratan de manera frecuente saben que, por razones que no vale la pena
mencionar aquí (pero que con gusto explicaré en otra oportunidad), me niego
férrea e ideológicamente a ver películas pirateadas, ya sea quemadas o
descargadas. Como era de esperarse considerando el estado actual de la economía
venezolana, tamaño capricho me impide haber visto todos esos clásicos que un cinéfilo
debe ver antes de cumplir veintiún años de edad, así como el estar al día con
lo último del cine mundial.
Dado lo anterior, fue muy reconfortante el
que las exhibidoras locales de cine, a diferencia de lo sucedido en
oportunidades anteriores y a pesar de la grave crisis que nos azota, hubiesen
logrado estrenar ocho de los nueve films nominados por la Academia de Artes y
Ciencias Cinematográficas a mejor película de 2013.
La novena que no
llegó a tiempo fue una llamada Nebraska, que quizá no lo
hizo porque su estreno no fue un evento noticioso, porque no cuenta con un
elenco estelar -o manquesa joven- o porque fue rodada en blanco y negro
(probablemente la respuesta sea: todas las anteriores) y si bien debo reconocer
el esfuerzo de quienes pudieron importar la casi totalidad del roster finalista, la ausencia de esta
pequeña y nada-famosa obra me produjo alguna tristeza, debido a que se trata del
más reciente trabajo de uno de los pocos directores cuya obra jamás me ha decepcionado:
Alexander Payne.