miércoles, 21 de agosto de 2024

Crónica del sufrimiento (p. 1)


   Comienzo a escribir estas líneas la tarde del miércoles 21 de agosto de 2024 con la intención de documentar y dejar para el recuerdo el intenso padecimiento psicológico que me ha significado escribir una maldita «carta de presentación», algo que quizá había escuchado nombrar o leído de pasada en algún momento de mi vida pero que en realidad nunca había tenido necesidad de producir y que, en el fondo, ni siquiera tenía claro de en qué consistía.

   Pero mientras escribo esta crónica comienzo a darme cuenta que mi problema debe ser algo mucho más profundo y serio que la simple ignorancia y ansiedad que me genera escribir una carta que no sé cómo se debe estructurar pero de la que va a depender mi futuro laborar (y vital), lo mío es alguna extraña forma de conflicto con el arte de escribir per se, algo insólito porque siempre se me ha dado fácil y, modestia aparte, soy bueno haciéndolo...

   Pero definitivamente algo se me dañó en la parte del cerebro donde se procesan las palabras, prueba de ello es que entre el primer y el segundo párrafo precedentes ha transcurrido cerca de una hora. Sí, como lo leen, me ha tomado una hora avanzar algo tan sencillo como recontar una simple experiencia personal, doméstica y anodina, algo que hoy en día todo el mundo hace a diario en twees o estados de WhatsApp.

   Lo voy a dejar hasta aquí por el día de hoy, pero con el firme compromiso de continuar esta historia mañana jueves, y el viernes, y el sábado, y todo los días que sean necesarios, hasta que reconstruya mi capacidad de escribir.

   Por favor, ayúdenme presionándome todos los días con el recordatorio de publicar el capítulo respectivo. Gracias.

   Continuará...


Posible tema de la segunda parte:
Porqué debo escribir una «carta de presentación».

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