miércoles, 8 de marzo de 2017

En el Día Internacional de la Mujer...

   Desde julio de 2012 tengo un espacio de radio todos los sábados para recomendar películas y aquí mismo en este blog he dejado por escrito algunas de mis reseñas. Imagino que por ello, en julio de 2016 me invitaron a fundar el nuevo Círculo de Críticos Cinematográfico de Caracas (C4), de quien soy desde entonces miembro pleno y activo. En dicho círculo, de 23 integrates, sólo tres son mujeres, de las cuales una es miembro pleno y las otras dos, adherentes (es decir, que no participan de las reuniones mensuales).

   Lo anterior quiere decir que, pese a que las mujeres constituyen el 50% de la población mundial y nacional, en el círculo de críticos representan tan sólo el 13%... ¿Debemos instaurar una cuota obligatoria que fije su participación en un total de 50%, para que se iguale con su proporción en el país? De ser así ¿de dónde las sacamos? ¿Existe allá afuera toda una masa de mujeres ejerciendo de críticos de cine a las que no hemos incluido por machistas o misóginos? Puedo apostarles que no, no al menos como organización, y aunque nuestro grupo ya se ha dado a conocer entre los entendidos de cine local, no ha aparecido ni una sola mujer queriéndosenos unir.


   Yéndonos ahora al otro extremo de la industria cinematográfica, en diciembre de 2016, el canal OnDirecTV transmitió un cortometraje documental titulado The 4%: Film's Gender Problem, (Caroline Suh, 2016), una película que denuncia el problema de que, hasta ese momento, sólo 4% de las películas de Hollywood son dirigidas por mujeres, pese a que 50% de las egresadas de las escuelas de cine [de los EEUU] son mujeres.


   Y eso debe ser por allá en el norte, porque en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas (UCAB) de la que soy profesor, el curso en el que tuve la mayor cantidad de alumnos hombres, sólo representaban el 21% de la lista de inscritos (en el más pequeño fueron 11%).

   ¿Es acaso que las mujeres no deciden ejercer lo que estudiaron luego de graduadas? Me cuesta creerlo, y dado que en ese caso sí dependen de la aprobación de un tercero para obtener el trabajo, me inclino más a pensar que entre el gremio de productores y financistas subsiste inexplicablemente un muy fuerte prejuicio sobre la calidad y competencia femenina, por lo que no le financian las producciones a todo ese gran grupo de mujeres que, entiendo, están queriendo dirigir. Triste, porque aunque no creo que su sexo sea lo que está detrás de su calidad, algunas de mis películas favoritas han sido dirigidas o fotografiadas por mujeres [Point Break (1991) y Strange Days (1995), dirigidas por Kathryn Bigelow -única mujer en la historia en ganar el Oscar a mejor dirección- y Creed (Ryan Coogler, 2015), fotografiada por Maryse Alberti].

   Dos ejemplos menores, circunscritos, si se quiere, a una industria o actividad banal y en una escala bastante inocua. Aunque explícitamente dejo por fuera las verdaderas tragedias, como los abusos domésticos, las violaciones y pare usted de contar, mi intención es reconocer que efectivamente las mujeres tienen problemas por su condición de tales, es decir, por el simple hecho de ser mujeres, algo que ellas no escogieron y que, para los efectos, no pueden cambiar. Ahora bien, estos dos ejemplos los traigo a colación porque, si bien revelan hechos fehacientes, en días conmemorativos como los de hoy, estas realidades se las suele listar juntas, conformando partes engranadas de un mismo paquete de agravios que, por supuesto, demandan pronta solución ¡y ahí es donde siento que debo llamar la atención sobre lo que considero un error!

   Una cuota obligatoria de partición es una idea equivocada. Yo lamento mucho que de 23 integrantes, nuestro pequeñín círculo de críticos sólo tenga 3 mujeres, pero jamás y nunca estaré de acuerdo con una cuota que obligue a encontrar de abajo de las piedras a 9 o 10 mujeres más, sólo para que las conciencias activistas sientan que nosotros, como grupo, no somos parte del problema. Nosotros no impusimos una regla que limita la participación femenina ¿por qué habríamos de imponernos ahora una que la exagere? el círculo está ahí, a la vista de todos, causando alboroto y hasta polémicas y si una mujer decide unírsenos con gusto le abriremos las puertas y le otorgaremos una silla en la siguiente reunión, no por mujer, sino por crítico, en piedad de igualdad con todos los demás.

   Extendiendo el símil a instituciones ahora sí importantes y trascendentales ¿por qué deberíamos obligar por ley que las planchas de candidatos a integrar nuestras legislaturas y demás cuerpos colegiados de carácter público, gremial o sindical, deban estar compuestos por al menos 40 o 50% de mujeres? Sí hallo preocupante, de hecho, muy preocupante el que las mujeres tengan tan escasa participación en los órganos de gobierno, pero la lupa debe ser puesta en las causas y no acríticamente asumir que se las desprecia de entrada por los designadores de cargos, cuando en realidad las postulaciones están abiertas a todo el mundo, sin importar su sexo, raza, credo o formación. Yo voté por María Corina Machado en dos elecciones primarias distintas y no me arrepiento de ello, pese a que luego su desempeño como legisladora no me haya dejado del todo satisfecho y créanme cuando les digo que el que sea una mujer no fue motivo para entusiasmarme por ella al principio, dos veces, ni para haberlo perdido luego de un rato, cuando evalué sus decisiones como líder político.

   Así como Hollywood debe dejarse de prejuicios y aprobarle los proyectos a ese 50% de mujeres buscando un trabajo de dirección -en caso de que sean efectivamente el total de las egresadas las mismas que luego no hallan trabajo- los votantes deben dejarse de prejuicios y votar por una candidata de su preferencia con total independencia de que sean mujeres SIEMPRE Y CUANDO ÉSTAS ESPONTÁNEAMENTE BUSQUEN SU VOTO ¡¡PERO SI NO HAY SUFICIENTES MUJERES QUERIENDO UN CARGO NO SE LAS DEBE OBLIGAR, PORQUE "OBLIGADO NO VALE"!!

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P.D.: originalmente había pensado mencionar otros muchos temas en esta entrada, pero al final decidí que era mejor concentrar mis esfuerzos en un único tema que considero importante, de modo de no distraer la atención del lector, y dejar esas otras temáticas para futuras entradas que, mientra tanto, las dejaré planteadas en una serie de caricaturas seguidas a continuación ¡No dejen de comentar al final si lo creen necesario!







2 comentarios:

  1. Ciertamente las cosas obligadas no mejoran el problema, lo agravan. Yo estudié en una escuela (Bioanálisis) donde el 80% éramos mujeres pero los presidentes del centro de estudiantes siempre eran hombres. ¿Por qué? Porque no había entre nosotras interesadas (en aquel momento) en fungir como bandera conductora. ¿Vamos a exigir que en las universidades el cupo de de hombres y mujeres sea igual?
    En todos los colegios por los que han pasado mis hijos, las asociaciones de padres y representantes están ampliamente concurridas con madres, pero ¿quién es el el presidente de la asociación? Un hombre. No quiere decir esto que no lo hagan bien, o que una mujer lo haga mejor, creo que simplemente es cuestión de quién se considera capacitado para cumplir una función X.
    Solo para poner un ejemplo: en Bolivia, Cuba y Nicaragua (http://www.dw.com/es/cuántas-mujeres-hay-en-los-parlamentos-del-mundo/a-37847702) la participación de las mujeres es de 53, 49 y 46 % en sus respectivos parlamentos, pero dudo que esos sean los mejores ejemplos a seguir para cualquier otro país.

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  2. (Está muy largo, perdón. #efectocuarentena) Sé que este post tiene su tiempo. Estaba leyendo en general y esto me mueve ciertas fibras.
    Estoy de acuerdo con "me inclino más a pensar que entre el gremio de productores y financistas subsiste inexplicablemente un muy fuerte prejuicio sobre la calidad y competencia femenina, por lo que no le financian las producciones a todo ese gran grupo de mujeres que, entiendo, están queriendo dirigir." Aunado a esto, hay realidades de rasgos de personalidad; las mujeres somos más proclives a sufrir de síndrome de impostor mientras que los hombres tienden a sobreestimar sus capacidades y son más lanzados. Esto influye en quién se une y quién no. El ser mujer a menudo se usa como un arma para desprestigiar. A nivel profesional, tienes que ser tan excelente que aunque te ataquen por mujer te puedas mantener de pie.
    Hace no tanto el mundo era un club de caballeros y hay costumbres que aún no se han disipado. En lo que respecta a las artes, la experiencia influye en la percepción y me parece sabio hallar la manera de integrar distintas voces, porque le conviene a la industria. Después de todo, según este articulo de Forbes (https://fortune.com/2019/06/04/women-moviegoers-outnumber-men/) las mujeres jóvenes van al cine más que los hombres, aunque los hombres ven más películas por streaming. Somos consumidoras no solo de "chick flicks". Queremos escuchar nuestras historias con personajes multidimensionales. Con una mayor proporción de mujeres dentro del gremio de críticos de cine, cambiaría la dinámica. Quizás habrían más películas que pasan el Bechdel Test porque habrían personas opinando que se fijan en eso.
    Las cuotas son controladoras pero los incentivos pueden funcionar. Esta mayor representatividad también se puede dar como se da casi todo en este país, mediante las relaciones personales. Quizás sepas de alguien que pueda ser buena haciendo critica de cine, pero a ella no se le va a ocurrir por el mismo tema de la representatividad. Si no ves algo, es difícil imaginarlo. Este desequilibrio no se va a arreglar con el mero paso del tiempo. Hay que tomar algo de responsabilidad e intervenir, porque como decía Bandura hace unos 60 años, lo que se representa en los medias influye en el comportamiento.

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