lunes, 7 de septiembre de 2020

Elecciones americanas 2020, pt. 6

Este capítulo salió publicado el lunes 7 de septiembre de 2020 por mi podcast Perípatos (que también pueden escuchar por Spotify) y en él continúo la cobertura sobre las elecciones presidenciales americanas, al tiempo que me valdré de ello para ir explicando poco a poco la historia, las características y las instituciones del sistema político de los Estados Unidos.

Una vez más, comienzo agradeciéndoles por haberme escogido como su fuente de análisis, lo que hago extensivo muy especialmente a los mecenas del proyecto.

    Arranco contándoles que para esta semana decidí incorporar una nueva fuente de encuestas, para que los análisis sean más robustos y, sobre todo, más ecuánimes. Esto lo digo porque la fuente que incorporo es la página RealClearPolitics, fundada en el año 2000 por John McIntyre, economista y excorredor de bolsa, y Tom Bevan, antiguo ejecutivo publicitario.

    REAL - CLEAR - POLITICS, nombre que en castellano podríamos traducir como “política clara y sin rodeos”, es una página que agrega noticias, editoriales y data desde diferentes medios, siguiendo un criterio que pretende ser ecuánime y balanceado, algo con lo que estoy sólo parcialmente de acuerdo, porque la página reproduce noticias tomadas a lo largo de todo el espectro político, pero basta visitarla por menos de 5’ para notar una ligera preferencia por noticias de corte conservador o proclives al GOP. O al menos esa es la impresión que siempre me ha dado desde 2008, que fue cuando la descubrí y empecé a leer, impresión confirmada por artículos y libros independientes así como por el hecho de que uno de sus fundadores, McIntyre, es director del grupo mediático que adueña la revista conservadora The Federalist.

    Sin más presentaciones, entro de un en materia.

1.- Números y encuestas

            1.1.- FiveThirtyEight

    En el promedio de encuestas nacionales de FiveThirtyEigh.com del día 31 de agosto la diferencia a favor de Biden era de 7,1%, para hoy, lunes 7 de septiembre, sube unas décimas hasta 7,5%. Su modelo predictivo sigue dando un 29% de probabilidad de reelección para Trump y 71% de triunfo para Biden.

            1.2.- Electoral-Vote

    De acuerdo al mapa predictivo de Electoral-Vote.com, para hoy lunes 7 de septiembre, Biden adelanta a Trump 350 electores contra 188 (recuerden que para ganar hacen falta 270 votos electorales del total de 538). Desde el reporte anterior, Biden bajó 38 votos, que son precisamente los que aporta Texas, que ahora está a favor de Trump, igual que Ohio, subiendo los números de éste de 132 a 188.

            1.3.- RealClearPolitics

 Como adelanté en la introducción, esta semana incorporo la predicción de RealClearPolitics.com, página de centro-derecha que procesa data mediante los métodos de las 2 páginas utilizadas hasta ahora, es decir, promedio nacional de encuestas y mapa electoral.

    Empezando por dicho mapa, que es algo raro, Biden acumula 212 votos electorales contra 115 para Trump. Lo raro a lo que me refería es que en esta página no asignan a ningún candidato la bicoca de 211 electores, pertenecientes a una gran masas de estados clasificados como “toss-ups”, es decir “estados donde cualquier cosa puede pasar”. Asumo que los editores, quizá haciendo honor a su filosofía pero exagerando un poco la nota, prefieren ser conservadores con los pronósticos no asignando a nadie nada que esté dentro del margen de error.

    Por otro lado, en su promedio nacional de encuestas para hoy, Biden acumula 49,9% contra 42,8% a favor de Trump, es decir, una diferencia de 7,1% a favor de Biden. Dicho promedio es hecho con 11 encuestas de diferentes agencias donde absolutamente todas dan ganador a Biden, la que más, con 10 pts. de ventaja, y la que menos, con sólo 2.

    Como pueden oír, todo confirma las tendencias de las otras dos páginas, pero lo que me gustó de RealClearPolitics es que agrega un promedio de encuestas exclusivo para los battleground states, también llamados swing states. En ellos, Biden también aventaja, pero sólo por 3,2%.

    Ahora bien ¿qué son estos estados y por qué merecen un promedio aparte? Sobre esto trataré al regreso en el análisis teórico de la semana.

Tema de la semana: Swing or Battleground States.

    Por swing states, que traduce como “estados pendulares” y por battleground states, que significa “campos-de-batalla” o “estados peleados”, se pueden entender dos cosas íntimamente relacionadas, cuya relevancia es casi exclusiva de los EEUU debido a esa particularidad que es el Colegio Electoral. Pero vamos por parte.

    El término “estado pendular” puede referirse a un estado que, de una elección presidencial a la otra, es decir, en un período de sólo 4 años, cambió su preferencias drásticamente entre un partido y otro. Por ejemplo, durante todo el siglo XX, el papá de los estados pendulares fue Missouri, porque en todas las elecciones con la excepción de una sola -la de 1956- fue ganado por el mismo candidato que terminó ganando la Presidencia, es decir que, pese a ser un estado de la antigua Confederación, los estados sureños que votaban en bloque por el partido demócrata desde de la Reconstrucción, Missouri votó por el candidato republicano en las elecciones de 1904 y 1908, para luego votar demócrata en 1912 y 1916, y otras vez republicano entre 1920 y 1928, pero otra vez demócrata entre 1932 y 1948 y así, hasta el año 2004, con la excepción nombrada. Tanto varió a favor del ganador, que se ganó el mote de Bellweather State, expresión traducible como “estado predictor”, ya que quien ganaba Missouri, ganaba el país.

    Pero en este siglo XXI, el título de “papá de los swing states” se lo arrebató Florida, ganado por quien gana la elección nacional en todas las elecciones desde 1996, siendo la más famosa la del año 2000, donde Bush hijo ganó con una ventaja de solo 537 votos sobre un total de casi-casi 6 millones de votos válidos.

    Pero más importante es la otra acepción de “estado pendular”, la que se refiere a cuando en las encuestas realizadas durante todo el año inmediatamente anterior a la elección, ha dado ganador uno u otro candidato, de forma alternada y por muy estrecho margen. Es esta definición la que vuelve al término swing un sinónimo de battleground, lo que convierte a un estado de “pendular” en “campo de batalla”. En pocas palabras, son estados “muy cerrados” porque sus poblaciones están casi simétricamente divididas, por tanto, todo puede pasar.

En lo que va de siglo, los estados pendulares por excelencia, es decir, los más peleados, han sido casi siempre Michigan, Pennsylvania, North Carolina, Florida, Wisconsin, Ohio, Minnesota, Iowa y Nevada, pero en este ciclo parecen habérseles sumado Arizona, Georgia y Texas, estados que por décadas habían sido safe states, es decir, estados seguros de quien quiera que fuese el candidato republicano… Well, not anymore!

    Tomemos el ejemplo de Texas, que como dije, había sido sólidamente rojo desde 1980, incluso cuando el candidato demócrata era sureño, como en 1992 y ’96. Pues bien, desde febrero de este 2020 han sido publicadas 23 encuestas, donde Trump es ganador en 12 y Biden en las otras 9, pero en sólo tres la diferencia entre ambos fue mayor a 5%... Battleground State!

            2.2.- Enter the Electoral College:

    Ahora bien ¿por qué estos estados se vuelven “campos de batalla”? Si a ver vamos, en todos los gobiernos representativos del mundo hay diferencias sustanciales entre sus respectivas entidades político-administrativas subnacionales, llámense estados, provincias, departamentos, etc. Por ejemplo, en Gran Bretaña, los tories son una nulidad en Escocia, lo mismo que el PP en Cataluña, mientras que en Venezuela el chavismo muy pocas veces ha ganado los estados andinos, pero eso no volvió a ninguna entidad un “campo de batalla”. Pues bien, en los EEUU sí y es por culpa de ese atavismo que trastoca a todo su sistema político, que no podía ser otro que el Colegio Electoral.

    La Constitución (Artículo II, Sección 1, Cláusula 2) estipula que “Cada Estado debe asignar, de la forma en que cada legislatura prefiera, un número de electores iguales al número total de Senadores y Representantes al que cada estado tiene derecho en el Congreso…”. De todo ese fraseado, la parte más relevante es la que dice “de la forma en que cada legislatura prefiera”. 237 años después de redactada, esa cláusula ha permitido que 48 de los 50 Estados +  el D.C. prefieran un mismo método: otorgarle TODOS sus electores al candidato que gane la entidad, así sea por un único voto popular (como ocurrió en Florida aquel fatídico año 2000).

    Por cierto, si quieren saber, en los otros 2 estados, que son Maine y Nebraska, algunos electores se otorgan a quienes ganen distritos congresales específicos, con independencia de quién gane el Estado (algo que sólo pasó en el 2° distrito de Nebraska en el año 2008, ganado por Obama pese a que el resto del Estado lo ganó McCain).

    Todo lo anterior hace a la mayoría de los Estados virtualmente invisibles a los candidatos, ya sea porque saben que los van a ganar o los van a perder.

    2.3.- Efectos colaterales:

    Prueba de ello sucedió en 2004, cuando ninguno de los candidatos visitó Texas e Illinois, estados ricos, industriales y bastante poblados, mientras que otros sí fueron visitados una enorme cantidad de veces, como Florida, Ohio, Iowa y Wisconsin ¿Por qué? Porque Kerry sabía que iba a perder Texas y a ganar Illinois, mientras que Bush sabía lo exactamente contrario: que ganaría Texas y perdería Illinois. Al mismo tiempo, California sólo fue visitada dos veces, quizá una por cada candidato, mientras que New York sólo fue visitada una única vez y en ambos a lo que muy seguramente fueron es a recaudar dinero, concentrándose en los millonarios de Hollywood, Silicon Valley y Wall Street.

    Por otro lado, en ese mismo año 2004, ninguna de las candidaturas invirtió un solo centavo para pautar publicidad en esos dos estados, California y N.Y., mientras que en el pequeño y políticamente-insignificante Estado de West Virginia, fueron invertidos más de $2 millones de dólares en todos los medios posibles. Idéntica cantidad fue gastada en Missouri, mientras en Colorado gastaron $7 millones, $8 millones en New Mexico y $9 millones en Nevada y en Iowa. Y estos son los estados donde se gastó poco, ya que en Florida, Ohio y Pennsylvania, las cifras pasan de los $20 millones c/u.

    Todo esto es debido, como ya dije, a que los estados otorgan sus votos electorales bajo el esquema winner-take-all, “el ganador se los lleva todos”, y es por eso que tanto los habitantes como los intereses de sólo un puñado de estados reciben atención extra-especial, mientras que los de las vastas mayorías que pueblan los “estados seguros” no reciben casi ninguna. Este es el motivo por el cual, desde los años ‘60s, una política de mano dura contra el régimen comunista cubano -y contra toda la isla para los efectos- ha sido común a todas las candidaturas presidenciales, fueran demócratas o republicanas, sobre todo desde los años ‘80s, cuando la población cubana, a quienes mueve un único tema, alcanzó masa crítica.

    Ojo: la clave del secreto cubano ha radicado en haberse concentrado casi exclusivamente en el extremo sur de la Florida, el papá de los swing states. Obviamente eso no fue planificado sino que deriva de una casualidad geográfica, pero créanme que, aunque en EEUU hay muchos cubanos, si estos estuvieran regados por el país como lo están los mexicanos y los puertorriqueños, o si se concentraran en “estados seguros”, como California y Texas, o en los de poca relevancia, como Idaho y Hawái, otro gallo hubiese cantado desde hace mucho.

    Volviendo a lo general, en la última elección, la de 2016, el mayor voto a favor de Hillary Clinton fue en el D.C., 90%, mientras que donde Donald Trump obtuvo más votos fue en el 3° distrito de Nebraska, 74%. El Colegio Electoral produce que ese 4% que votó por Trump en la capital del país y ese 20% que votó por Clinton en Nebraska-3, hayan perdido su tiempo yendo a votar (algo que, por otro lado, demuestra su enorme y loable civismo, por cierto), pero más importante aún, hace que sus intereses no tuvieran voz o impacto en las campañas.

    ¿Recuerden el término party coalition del capítulo anterior? Bueno, si no existiera el voto en segundo grado, las campañas estarían obligadas a armar coaliciones electorales mucho más omnicomprensivas y diversas, donde cada candidato vea conveniente esforzarse por sumar esos porcentajes que se malgastan en cada estado no-pendular, que son la mayoría.

    Por ahora, en cambio, la estrategia sigue siendo apuntar a grupos selectos de estados claves. Por ejemplo, en un tweet del jueves 3 de septiembre, Nate Silver, fundador y editor en jefe de FiveThirtyEight, lo resumía bien cuando planteó 4 posibles planes para Biden:

  1. Plan A: mantener el Midwest (WI/MI/MN/PA).
  2. Plan B: perder algunos de esos estados del medio-oeste pero ganar FL.
  3. Plan C: perder algunos del medio-oeste y perder FL, pero ganar NC y/o AZ.
  4. Plan D: ser barrido en el Midwest pero ganar FL + NC + AZ.

Como oyen, por ningún lado menciona Wyoming, Alaska, Alabama u Oklahoma, pese a que en todos esos estados hay efectivamente demócratas, que se toman la molestia de ir a votar, pero no los menciona porque no harán diferencia alguna, en esos safe states, “estados seguros”, donde ninguna estrategia permitirá conquistar sus votos electorales, nadie se esfuerza en conquistarlos o protegerlos, porque esa es otra, como son “seguros”, Trump tampoco los está visitando ni considerando en sus promesas electorales… Y así ha sido siempre, desde la fundación de la república, hace más de 230 años.

3.- Cierre y despedida.

    Hasta aquí el capítulo de hoy ¡breve pero bueno! ¿verdad? Jeje…

    Como siempre, no me despido sin hacer mención a una última noticia: muchos han especulado si la violencia racial desatada en varias ciudades podría inclinar la balanza a favor de Trump, quien se está presentando como el candidato de la ley y el orden, tema tradicionalmente clave en los suburbios residenciales donde viven las clases medio-altas y altas, mayoritariamente blancas, algo que yo mismo planteé como probable en el capítulo anterior.

    Pues bien, hasta el día de hoy, lunes 7 de septiembre, no parece ser el caso, como revela una revisión de varias encuestas compiladas por FiveThirtyEigh y Electoral-Vote, en términos generales, una pluralidad del electorado está a favor de las protestas, sobre todo las pacíficas, y aun cuando esta segunda oleada ha recibido menos apoyo popular que las protestas de mayo, otro estudio, de Ipsos con ABC News, revela que lo que está ocurriendo es precisamente lo contrario: una mayoría de 55% de los encuestados creen que Trump está agravando la situación con su retórica y sólo 13% creen que la ha mejorado. Más curioso aún, entre la base republicana, 30% creen que su retórica ha mejorado las cosas, pero 26% creen que las ha empeorado, es decir, +1/4 de los republicanos desaprueba el mensaje trumpista de ley y orden.

    Ahora sí, esto ha sido todo por hoy, espero les haya resultado esclarecedor e interesante y como siempre, no dejen de escribirme si tienen dudas, comentarios o críticas. Recuerden que pueden ser mecenas en Patreon, Anchor y PayPal.

¡Hasta la próxima!

No hay comentarios:

Publicar un comentario