Este capítulo salió publicado el lunes 28 de septiembre de 2020 por mi podcast Perípatos (que también pueden escuchar por Spotify) y en él continúo la cobertura sobre las elecciones presidenciales americanas, al tiempo que me valdré de ello para ir explicando poco a poco la historia, las características y las instituciones del sistema político de los Estados Unidos.
Vaya semana la que transcurrió desde el último capítulo, con un polémico debate presidencial, seguido de la noticia, el día viernes, de que el Presidente Trump y su esposa se contagiaron de CoViD-19.
Como los
temas para hoy son densos, entraré de una materia, empezando por un breve
análisis del debate del martes 29, enfocándome en sus efectos, para luego
hablar de la situación generada por la enfermedad del Presidente.
Sin más
preámbulos, empiezo.
1.- El debate
¿Qué me
pareció el debate? ¡Un desastre!
Como ya les
he contado varias veces, llevo estudiando el sistema político de los EEUU desde
1998, pero no fue sino hasta el ciclo de 2004 que seguí las elecciones de
cerca, incluyendo ver todos los debates televisivos, tanto los presidenciales
como los vicepresidenciales.
Por favor,
busquen en YouTube los debates de aquel año 2004 y los de 2012, que son los que
más se acercan a la situación actual, donde uno de los candidatos es el
incumbente, es decir, el Presidente en ejercicio.
La diferencia es abismal, bárbara, dantesca… ¡Pónganle el calificativo que quieran! Para mí, la culpa se debió mayoritaria y casi exclusivamente a Donald Trump, quien constantemente interrumpió a su rival o incluso hablaba por encima del moderador, violando las normas aprobadas por su mismo comando.
Biden pisó el peine en más de una oportunidad, respondiéndole a mitad de oración, mandándolo a callar en una ocasión e incluso, cuando ya no podía más, tildándolo de payaso y de ser el peor Presidente de la historia, lo cual, en mi opinión, fue bajarse al nivel de Trump, donde éste tiene más entrenamiento y falta de escrúpulos. Afortunadamente, fueron pocas las ocasiones y, en general, supo mantener la compostura.
Si lo anterior los hace acusarme de sesgo a favor de Biden, bajo el argumento de que fue Trump quien dominó e impuso tanto el estilo como la agenda, les digo que no importa, porque lo que tiene peso aquí no es mi opinión, sino que esa forma de debatir no es normal en la política americana y carece totalmente de precedente histórico. Como prueba, vean el debate Vice-Presidencial de este miércoles 7 de octubre, entre dos políticos de carrera, donde les apuesto que por más que Pence sea el segundo de Trump, no dejará de ser comedido.
En cuanto
al efecto del debate sobre la contienda, les tengo una
encuesta conjunta del canal NBC y el diario Wall Street Journal que resumo
en:
1. 73%
de los encuestados aseguró que el debate no había cambiado su intención de
voto, mientras que 6% dijo que los había inclinado hacia Trump y un 19% hacia
Biden.
2. 49%
opinó que Biden tuvo mejor desempeño contra 24% que dio ganador a Trump, es
decir, una proporción de 2:1.
3. En
la pregunta de quién tiene mejor temperamento para ser Presidente, 58% opinó
que Biden y 26% que Trump, es decir, una ventaja de 32 pts.
4. En
cuanto al manejo de la economía, Biden subió de 38% a 41% mientras que Trump se
mantuvo igual en 48%, lo cual le hace seguir liderando este renglón, pero ahora
por menos puntos que antes, de 10 a 7.
5. En
la última encuesta realizada justo antes del debate, Biden aventajaba a Trump
por 8 pts., 51 a 43. En esta, realizada entre el 30 de sep. y el 1 de oct., la
ventaja aumentó a 14 pts, 53 a 39.
Ahora bien, la anterior es solo
una encuesta ¿qué hay de los promedios ponderados de todas las que se publican
a diario? Vayamos a las fuentes de siempre: en RealClearPolitics, donde desde
que empecé a utilizarla de referencia, la ventaja de Biden había disminuido en un
pto. porcentual, de 7,5. a 6,5, hoy sube a 8,5, con Biden por fin promediando
por encima de 50%.
En FiveThirtyEigh la diferencia
en el promedio también ha subido, de 7,2 pts. porcentuales la semana pasada a
8,2 el día de hoy, y eso es no sólo incorporando en la ecuación las encuestas
post-debate sino también las post-anuncio de Trump sobre su estado de salud.
Entes de cerrar esta sección,
quisiera acotar que el mood de los
electores pareciera estar apuntando a que Biden es un candidato más empático
que el Presidente Trump, algo que el comando de aquel ha querido reforzar con
una propaganda que salió al aire la semana pasada, mostrando a Champ, el perro
pastor alemán de Biden, junto al mensaje de que Trump es el primer presidente
en +100 años que no ha tenido mascota (algo que a Trump le sabe, por cierto).
3.- La enfermedad del
Presidente
Ahora bien,
pasemos a discutir el tema que tiene a todo el planeta en vilo, la noticia de que
el Presidente tuvo que ser ingresado el viernes al hospital militar Walter
Reed, en los suburbios de la capital, luego de haber sido diagnosticado con
CoViD-19 la noche anterior.
Yo no soy
médico, pero si escucharon los episodios que publiqué sobre la pandemia a
finales de marzo, recordarán que mi socio en este proyecto, Guillermo Garrido,
sí lo es, y mejor aún, es pulmonólogo e intensivista, y trabaja en un hospital
de la ciudad de Orlando, Florida, donde lleva buena parte del año atendiendo
bastantes casos de CoViD-19, por lo que es una persona más que indicada para
darnos alguna luz sobre lo que está pasando.
Para no perder la oportunidad,
acabo de hacerle un par de preguntas por WhatsApp que oirán a continuación,
seguidas c/u por sus respectivas respuestas.
1)
Guillermo, es bien sabido que la Casa Blanca tiene toda una instalación médica
de primera, por tanto ¿por qué crees que tuvieron que trasladar al Presidente
al centro médico militar Walter Reed?
RESPUESTA.
2)
Entiendo. Ahora bien, los reportes y partes médicos han sido contradictorios o
cuando menos, confusos, pero algo que me ha parecido quedar claro es que el
Presidente recibió tratamiento con esteroides y/o Remdesivir, lo cual muchos
han interpretado como prueba irrefutable de que fue puesto en oxígeno ¿Cómo
interpretas tú, desde el punto de vista médico especializado, dichos reportes?
RESPUESTA.
Las
respuestas de Guillermo nos ponen en contexto, pero les cuento que mientras me
las mandaba, pasadas las 3:00 p.m., el Presidente anunciaba que dejará el
complejo hospitalario para regresar a la Casa Blanca. Noticia en pleno…
4.- Las implicaciones
políticas del asunto.
Por
supuesto, lo importante para los efectos de este podcast son las consecuencias político-electorales
del asunto, lo cual amerita un análisis con desglose puntual, desde el escenario
más benigno hasta el más grave.
4.1 Que el Presidente se recupere al
punto de que esta misma semana le den el alta y reinicie la campaña. En ese
caso, lo más seguro es que saldrá diciendo algo del mismo tenor que lo dicho
por su contraparte brasileña Jair Bolsonaro, sobre que la enfermedad no es más
que una simple gripe y que no es para alarmarse como lo han hecho los
histéricos demócratas. Eso resonará con su base, por supuesto, pero que le
digan eso a quien ya perdió un ser querido por la pandemia podría incitarlos a
salir a votar con las vísceras en las manos.
4.2 Que el Presidente no empeore, pero quede
debilitado al punto de no poder seguir haciendo campaña en el mes que resta hasta
las elecciones. Aquí comienza a quedar en evidencia que su estrategia para con
la pandemia fue equivocada y la enfermedad sí era grave (como de hecho lo es).
4.3 Que el Presidente se agrave al
punto de tener que ser ingresado en cuidados intensivos para que le coloquen un
ventilador mecánico. Yo en lo personal veo a Trump resistiéndose a esta medida
porque si algo ha demostrado a lo largo de toda su vida y breve carrera
política es que, como buen neoyorkino, detesta ser visto como débil. Si aun así
no le queda más remedio que dejarse entubar, es probable que no quiera que se
sepa, pero al mismo tiempo tendría que, de acuerdo con la Enmienda #25 de la
Constitución, Sección 3, escribir una carta al Senado y a la Cámara de
Representantes del Congreso, informándoles que cede momentáneamente sus poderes
al Vice-Presidente. Una vez más, esto transmitiría imagen de debilidad, pero si
no lo hacen, imagínense la situación si se desata una crisis, de cualquier
naturaleza, y el gobierno no cuenta con su Comande en Jefe para dirigirla…
¡Terrible!
En apoyo de lo anterior, les
tengo una anécdota que pasó hasta cierto punto por debajo de la mesa. Resulta
que el Presidente admitió por Twitter su enfermedad cerca de la media noche del
jueves, pero sólo luego de que se supo que su asesora de comunicaciones, Hope
Hicks, que pertenece a su círculo cercano y nunca se separa de él, estaba
enferma. Después de este anunció pero antes del tweet, los corresponsales de la
Casa Blanca ataron los cabos cuando notaron que la agenda electoral del fin de
semana había sido cambiada. Pero la perla del trabajo reporteril fue hecha por
el politólogo Tim Hogan, quien por su cuenta
de Twitter informó antes que nadie la aparición en los radares comerciales del
símbolo que identifica al avión Boeing E-6B Mercury de la Fuerza Aérea, sobrevolando
el Atlántico cerca de Washington, al rato tuiteó de nuevo, mostrando otro E-6B
en la costa oeste del país. Estos aviones son nada más y nada menos que los que
ponen en contacto directo al Comandante en Jefe con la flota de submarinos atómicos
repartidos por todo el planeta y cargados con ojivas nucleares. Dejar mostrar
esos aviones, que normalmente no aparecen nunca en los radares de acceso
público, es un
protocolo establecido por la Fuezas Armadas para dejarle saber al puñado de
potencias enemigas de EEUU que ni se les ocurra valerse de la situación
“sobrevenida” (como diría el TSJ venezolano) para mover una pieza en el ajedrez
geopolítico. Cuando esto se supo, ya no fue posible esconder más la enfermedad
presidencial.
4.4 Que el Presidente muera. En ese
caso, el Vice-Presidente Pence pasaría automáticamente a ser el nuevo
Presidente de los EEUU, pero ¿qué pasaría con el proceso comicial que ya empezó
en muchos estados? Esto amerita otro análisis aparte.
5.- Sustitución del
candidato.
Dado que el
proceso actual rompe récords históricos por ser el primero entre dos
contendientes de tan avanzada edad -74 y 78- extenderé la explicación para los
dos partidos, con independencia de quién sea el enfermo.
Si la
muerte o incapacidad de alguno de los candidatos hubiese ocurrido antes de la
convención, ésta, en su calidad de órgano nominatorio supremo, simplemente
habría iniciado una serie de rondas para escoger un nuevo candidato. Como este
no es el caso y, peor aún, varios estados ya comenzaron a votar, cada partido
tendría que implementar sus protocolos de emergencias, que básicamente
consisten en que la directiva de cada uno escoge al nuevo candidato.
En el caso de los Demócratas, son
los 447 miembros del Comité Nacional quienes escogen el nuevo candidato, pero
luego de que el presidente del comité, que actualmente es Tom Pérez, redacte un
informe tras haber consultado al liderazgo demócrata en el Congreso y a la
Asociación Nacional de Gobernadores Demócratas.
En el caso del Partido
Republicano es más o menos igual, sólo que ahí el Comité Nacional está
constituido por 168 personas, 3 por cada Estado + 3 por cada uno de los 6
territorios federales, con la extravagancia de que sus votos son por delegación
de acuerdo al peso de las mismas en la Convención Nacional. Por ejemplo, los
tres delegados de Alaska votarían por 28 personas y no solo 3.
A título personal, estoy seguro
que, de ocurrir, cada partido escogería para candidato a Presidente a quien
actualmente compite ya para Vice-Presidente, es decir, Mike Pence por los
republicanos y Kamala Harris por los demócratas.
Lo difícil, sin embargo, radica
en que para el día de hoy ya han votado más de 3 millones de personas y si bien
es harto probable que muchos, si no todos, mantendrían el voto no importa quién
sea el candidato, es probable que ocurran demandas, lo que involucraría
entonces a los jueces federales, quienes tendrían que decidir en cada caso
particular y con apego a las leyes electorales de cada uno de los 50 Estados +
el D.C. ¡Alerta de caos!
Finalmente, el escenario más
engorroso de todos es si el candidato ganador muere después del 3 de noviembre,
Election Day, pero antes del 14 de diciembre, que es cuando el Colegio
Electoral emite sus votos, o antes del 6 de enero, que es cuando el próximo
Congreso cuenta los votos electorales y certifica la elección. Para esto no hay
precedente y le tocaría a los jueces nadar en lo profundo y a ciegas, pueda que
incluso llegando a intervenir la CSJ, como pasó en el 2000, por lo que, una vez
más ¡Alerta de caos! Liguemos que no pase.
6.- Cierre y
despedida
Hasta aquí
nos trajo el río por esta semana tan convulsa y noticiosa, espero les haya
aclarado las dudas y, en caso contrario, escríbanme para contestárselas en los
siguientes capítulos. Mis redes son eco23 en Twitter y Facebook y s.cova en
Instagram.
Ah, por
cierto, a los que se preguntan cómo queda mi predicción de la semana pasada, ahora
que ya incorporé el debate y la enfermedad, pues exactamente igual: triunfo de
Biden por no menos de 290 votos electorales y, añado ahora, con más de 50% del
voto popular. Amanecerá y veremos.
Ahora sí cierro, pero no sin
antes agradecer muy encarecidamente a todos los mecenas de Perípatos y
recordarles que tú también puedes serlo, yendo a mi perfil en AnchorFM o
Patreon, cuyos enlaces están en la caja de diálogo de este capítulo ¡Hasta la
próxima!
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