Este capítulo salió publicado el lunes 19 de octubre de 2020 por mi podcast Perípatos y en él continúo la cobertura sobre las elecciones presidenciales americanas, al tiempo que me valdré de ello para ir explicando poco a poco la historia, las características y las instituciones del sistema político de los Estados Unidos.
1.- No hay futuro
Disculpen lo autorreferencial
y anecdótico, pero debo empezar admitiendo que, de todo los 15 episodios
publicados hasta hoy sobre los EE.UU., éste ha sido el más problemático y
difícil de escribir, debido a que me ha embargado una profunda pesadumbre con
respecto a lo que está pasando, no sólo en el hegemón del norte, sino en todo
el planeta.
Me refiero a lo que
en dado en llamar el triunfo del “anti-Positivismo”.
En una serie de
conferencias ofrecidas entre los años ’20 y ’40 del siglo XIX, el filósofo
francés Auguste Comte, considerado el padre de la sociología o, cuando menos,
la persona responsable de acuñar el término, estableció que el conocimiento
humano, es decir, la capacidad humana de entender y tratar con la realidad, había
pasado por 3 etapas básicas, las cuales si bien eran visibles a escala histórica,
también podían, de cierta forma, vislumbrarse a nivel individual.
Para Comte, la humanidad había empezado creyendo que todo lo que sucede es producto de un propósito concreto, monopolizado por voluntades divinas, dioses que todo lo controlan. Después pasamos a una etapa en donde ya no creemos en dioses pero todavía no entendemos por qué suceden las cosas, sólo que suceden y que podemos controlarlas hasta cierto punto para terminar, luego del auge de la ciencia, por entender que el mundo no tiene sentido ni dirección, que las cosas solo ocurren por una serie de causas y efectos concatenados, pero no porque alguien lo quiera sino porque simplemente pasa y ya. Así es, ha sido y será la naturaleza desde siempre y por siempre, punto.
Pues bien, pese al optimismo
comtiano, al día de hoy veo a la humanidad entregada a creer todavía en
voluntades supremas, sólo que ya no se llaman Ra, Zeus, Jehová o Quetzalcóatl, sino
“estado profundo”, “Illuminati”, la judería internacional, las antenas 5G, Big
Pharma, la Internacional Comunista, el Complejo Militar Industrial, el Foro de
Sao Paulo, el Grupo Bilderberg y pare usted de contar.
Hemos sustituido al
todo poderoso Dios por el todo poderoso conspirador, personas capaces de todo y
que gobiernan el mundo en la sobra.
Toda esta perorata
derrotista y depresiva viene a cuento porque el vice-Presidente Joe Biden fue
proclamado presidente-electo el sábado 7 de noviembre, cuando finalmente
terminó el conteo de Pennsylvania, pero a estas alturas, más de una semana
después, el Presidente Donald Trump aún no admite su derrota y, por el
contrario, se ha dedicado a propagar todo tipo de teorías de la conspiración infundadas
sobre fraudes electorales, sin mostrar evidencia alguna.
No importa que varios
de los bufetes conservadores contratados por el comando de campaña hayan
empezado a rescindir los acuerdos y marcar distancia. No importa que muchos
republicanos hayan sido electos al Congreso o que el sistema electoral gringo,
por ser el más descentralizado del mundo y en muchos estados, estar controlado
por republicanos, se caiga el argumento del fraude, no. Cualquier cosa que
desmienta mi teoría es parte de la simulación, es parte de la fachada. Si un
funcionario en el que creía confiar dice que no hay pruebas, es entonces que
ese funcionario fue comprado. Perdió el mío y como yo no quería eso, me niego a
aceptar el resultado y lo justificaré con todo lo que sirva para justificarlo,
sin importar que tenga sentido, esté fundamentado o sea, cuando menos,
coherente.
Y esto va tanto
para la gente de a pie como para los líderes. Al día de hoy el partido
Republicano que, como dije en el capítulo 34, es sobre el que recae la mayor responsabilidad,
en vez de llamar a la cordura a su candidato y a su base, se ha lavado las
manos, pareciendo apostar al caos, creyendo, asumo yo, que podrán beneficiarse
a futuro, dado que los demócratas no lograron voltear el Senado ni aumentar su
ventaja en la Cámara.
Mientras tanto, Trump
nombró a su abogado personal, Rudy Giuliani, como jefe del equipo legal para
revisar las elecciones y éste, en vez de mostrar pruebas, sólo ha hecho
declaraciones con testimonios anecdóticos, clamando que pronto demostrará algo
que no termina de demostrar nunca ni va a poder demostrar porque no hubo fraude
ahora, como no lo hubo en 2016, ni en 2000 ni en 1960.
Sin embargo, ya
poco importan las fulanas pruebas, porque lo que ha calado con fuerza es que
Donald Trump es la víctima de un sistema corrupto y antipopular, manejado por
élites distantes a quienes no les importan los sufrimientos del pueblo… Pero
esto no son más que la nueva versión de antiguos mitos que se resisten a morir.
Antes fue el Protocolo de los Sabios de Sión, hoy es George Soros, el nuevo
Judío Internacional.
Y la bola de nieve
es imposible de detener porque no tiene centro ni origen. Trump la ha avivado, sí,
pero no la empezó él ni será él quien pueda detenerla. Hace 30 años todos
obteníamos nuestras noticias por el mismo puñado de fuentes, pero hoy en día la
gente se precia de no ver televisión, no contratar cable y hasta de “no creer
en medios”, pero comparten cualquier locura que lean en Twitter o vean en YouTube,
al punto de que al día de hoy, 500 años después de zanjado el debate, hay un
grupo de personas que se empeñan en sostener que la Tierra es plana y para quienes
no importan nada las incontables evidencias acumuladas desde hace siglos, ni
siquiera las fotos de la NASA ¡Nada! Para ellos todo eso es un montaje, como
para los Cátaros toda la realidad era una gran simulación perpetrada por el
diablo.
En cuanto a mi
labor didáctica, he de suscribir las palabras que me diera hace meses el
filósofo venezolano radicado en New York, a quien, por cierto, tengo programado
invitar en la próxima etapa del podcast, Daniel Esparza: “Internet son cámaras
de eco y todos consumimos el contenido con el que estamos de acuerdo. Lo cual
no quiere decir que hacer un podcast no esté bien, pero bueno, obviamente tú no
vas a estar evangelizando a nadie, tú le vas a estar hablando a la gente que ya
está de acuerdo contigo.”
Y así ha sido, lamentablemente. El sueño ilustrado ha quedado en eso, un sueño, mientras cada quien se construye la realidad que le gusta, ni siquiera la que le conviene, sino la que le parece más entretenida y emocionante, como si viviéramos en un juego de rol.
2.- Cierre, anuncio y
agradecimientos
¡Ojo! No creo que
todo esté perdido ni que NO exista posibilidad de redención, pero hasta que no
vea las pruebas, creo que he arado en el mar, sin embargo, para todos aquellos
que desean mantener viva la fe en la ciencia, valga el oxímoron, y como anuncié
en el capítulo 34, estoy ofreciendo un curso personalizado sobre el sistema
político de los EEUU que constará de tres unidades, a saber:
I)
La Constitución Federal (antecedentes,
principios, consecuencias).
II)
El funcionamiento práctico e informal del
sistema y
III)
La base social, económica y religiosa de los
EEUU.
El curso es
individual, personalizado, con un costo de $15 por hora de 60’, donde el número
de horas por sesión, así como la frecuencia de las mismas, será acordado entre las
partes al inicio de cada curso.
En cuanto al futuro
del podcast, los que llevan oyéndome desde los primeros días en YouTube, a
finales de 2017, o los que llegaron en octubre de 2019, cuando me vine a AnchorFM,
saben que los temas que me interesan son muchos y diversos, al tiempo que la
ambición es grande. Dado ya por concluido el ciclo sobre las elecciones en los
EEUU, pienso volver a la política americana cuando la noticia lo amerite, de
modo que pueda reabrir este espacio a la discusión de otras materias.
Sin embargo, no
quisiera cerrar la etapa sin hacer un reconocimiento público a todas las
personas que con su contribución material han hecho posible este proyecto.
Juan Villegas, Desiree Arango,
Catherine Vergara, Vivian Brandt, Pedro Acevedo, María Guerrero, Patricia de
Jesús, Gilberto Torres, Gustavo Gómez, Ricardo Sánchez, Sergio Gómez, Louisiana
Chachati, Yuraima Becerra, Antonio Crespo, Leonela Sánchez, Saralyz Aguilar,
Franz Spasic, Javier Muñoz, Zailuby Cuba, Mary Vázquez y por último, pero no por
ello el menos importante, Guillermo Garrido, mi socio desde 2017.
Todos han sido
fundamentales y su fe en lo que hago ha sido mi principal inspiración para
nunca dejar de publicar. Me quedo corto en agradecimientos y espero que, de
existir el cielo, ya tengan puntos acumulados para entrar en él.
Se despide por ahora su anfitrión, Sebastián Cova ¡Hasta la próxima!
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