Afiche de lanzamiento (haz click) |
Anoche, en el Cines Unidos del Centro Líder,
vi el primer trabajo que sale de la extraña colaboración entre el creador de la
alemana Lola rennt (1998) y los
de la americana The Matrix (1999), es decir, Tom
Tykwer y los hermanos Wachowski: Cloud
Atlas (2012).
Sabía que lo que iba a ver era sui generis, que se trataba de una
película larga, muy densa y que las críticas en EEUU habían gravitado, grosso modo, entre “no es mala” y “es mala”. Por lo que la estrategia
fue irme con los amigos más parecidos en cuanto a gustos y prepararme para
cualquier cosa. Veredicto: me gustó ¡Y bastante!
De entrada confirmo las sospechas y los
rumores: la película es larga, densa, enredada y poco atractiva para un público
más afín a los que estos tres directores hicieron en el pasado y por separado. Y
es que, pese a estar hablada en inglés y haber costado $102.000.000, Cloud Atlas es una película alemana independiente,
lo que quiere decir que no tuvo un estudio de Hollywood detrás de sus
realizadores para asegurar la viabilidad comercial del proyecto, que es lo
mismo a decir, garanizar que pueda ser degustada por muchos. Todo lo anterior
no tiene por qué hacer mala a una película -ni a esta en particular-, pero he
de confesar que Cloud Atlas es una que
le recomendaría a pocas personas, de hecho, pueda que a muy pocas.
Esto último, sin embargo, no se debe a que
efectivamente sea mala, para nada; sino que su longitud (2h52m) y la multitud
de historias “paralelas” entrelazadas a lo largo de varios siglos, en ethos místico libertario enmarcado en cánones
principalmente de ciencia ficción, pero también de drama romántico, thriller, film noir, acción policiaca y hasta comedia de situaciones… Pues, como
se podrán imaginar, resultan en una tinglado que cuesta amalgamar en un mismo
género, lo que a su vez puede decepcionar a muchos de quienes llegaron a ella
embelesado por el tráiler o por el curriculum
vitae de sus realizadores y estrellas principales ¡Pero tranquilos, que sí lo
lograron!
Aunque no atrape a muchos o rechace a
bastantes, Tykwer y los Wachowski dirigieron muy bien algo que a su vez estaba
muy bien escrito. Su historia logra entenderse e interesarnos. Lo que pasa es
que se trata de, simplemente, una película “para un público particular” (lo
dejo en eso para no decir “selecto”, palabra que por algún motivo se entenderá de
seguro como una muestra de elitismo, cosa que como que es mala en nuestras
sociedades democratizadas).
Entrando en detalles, lo mejor de Cloud Atlas reside en el ámbito visual,
lo cual no es baladí porque “cine”, que no es más que la abreviación de “cinematografía”,
significa, precisamente, “escritura con imágenes en movimiento”, por lo que si una
película no está visualmente bien hecha, pues ya puede contar con un excelente guión,
igual la experiencia de verla se habrá reducido a no menos de la mitad.
En este campo mención especial me lo merecieron
la dirección de arte y, sobre todo, el maquillaje (sin embargo y para mi sorpresa,
este último fue ignorado hoy por los votantes de la Academia, muy probablemente
porque muy pocos la vieron). La edición, clave en una película de 6 historias
independientes pero interconectas en el tiempo, estuvo a la altura del reto
aunque, como me señaló un amigo, ésta a veces saltaba muy rápido de una
historia a otra, dificultándonos la generación de empatía para con los
personajes y sus dramas. Sin embargo, como tarde o temprano vuelves a ellos, el
depósito en nuestras memorias hace las conexiones necesarias y terminamos interesándonos
por todos los hilos argumentales.
También destaco la actuación del reparto
principal, que tuvo el reto de interpretar varios papeles, a veces centrales,
otras de apoyo, pero siempre muy bien representados; particularidad ésta que a
su vez produce dos cosas: estimular el jocoso ejercicio de retarnos en ver si
reconocemos a los actores en esta o en aquella escena y demostrar sus poderosas
dotes histriónicas, sobre todo cuando, gracias a la ayuda del maquillaje, no sabíamos
quiénes eran y nos teníamos que quedar nada más que con sus caracterizaciones.
Por todo lo anterior les digo que, si gustan
de la ciencia ficción y el cine épico en general, pero sobre todo si sus gustos
no se quedan en el entretenimiento convencional y están abiertos a la
experimentación, no se pierdan Cloud
Atlas. Aprovechen que está en cartelera y vayan a verla en el cine, que es
donde más disfrutarán su propuesta estética, ya que en sus casas, si son de
temperamento voluble o fácilmente distraibles, es posible que la detengan luego
de 30’ y, cuando la retomen -si lo hacen-, se les hará más difícil de entender
y apreciar en plenitud, con lo cual el juicio de una obra tan bien hecha, será
más negativo de lo que ésta se merece.
Mi voto IMDb: 8/10.
No hay comentarios:
Publicar un comentario