Como había prometido la semana pasada -y a
petición de varios comentaristas- aquí les traigo mi segunda y última reseña
sobre la tercera película de Batman hecha por Christopher Nolan:
*SPOILERS AHEAD* *SPOILERS AHEAD* *SPOILERS AHEAD*
[lo
que sigue contiene información que te puede dañar la trama]
Como arranqué diciendo en la primera parte, creo que el problema con que de entrada se enfrenta uno en The Dark Knight Rises es la desmesurada cantidad de expectativas que traíamos desde el año 2008, cuando la excelentísima The Dark Knight hizo que hasta la Academia de Hollywood cambiara sus reglas de nominación para los Oscars.
¿Qué podíamos esperar ahora, cuando la vara
había sido puesta tan alta? Si segundas partes nunca fueron buenas salvo por
contadísimas excepciones (y eso dependiendo de a quién le pregunten), una
tercera parte lo tiene poco menos que imposible. Como parezco estar anunciando,
efectivamente esta última entrega me dejó insatisfecho, pese a que cuando la
voy repensando por pedazos, noto que son tantas las cosas que me gustaron que
termino por concluir que el problema radicó más con la integración armoniosa de
las partes que con la calidad aislada de cada una de ellas. Déjenme
desmenuzarla entonces:
1.- Me gusta el fondo con el
que arranca la película: las acciones cometidas por la troika Batman, Gordon y
Dent en la entrega anterior lograron rendir sus frutos y la ciudad parece no
necesitar más a su excéntrico vigilante. Me gustó también el que esto está
parcialmente logrado sobre la base de una mentira blanca que, en el fondo, a
nadie importar realmente, pese a lo que ese hecho atormenta éticamente a Gordon,
lo cual narrativamente sirve sólo para colaborar en gestar el drama final. En
cuanto al retiro de Batman por innecesario: tiene lógica, pero la crisis
misántropa de Bruce Wayne no la tiene mucha y me parece que quedó forzada (volveré
sobre esto más adelante)
2.- Me gustó Bane: desde su
primera aparición es la máquina asesina y el caudillo criminal que pretendió el
comic original en que fue presentado,
Knightfall, allá por 1993, cuando
fue introducido como el anti-Batman: su igual pero en negativo. Me gustó
también que esta película rindiera honor a Batman
Begins al vincular a Bane con la League
of Shadows. Era imposible que una organización de la magnitud que pretendía
la primera película se fuera a dejar joder por un primer tropiezo. Sin embargo,
y como dije en mi primera reseña, este hecho presenta el inconveniente menor de
hacer depender mucho la narración de la actual historia con una anterior que
está, para más colmo, a una película de por medio. Lo único flojo que le hallé
a esta representación de Bane es que al final, tal y como sucedió con la
horrorosa adaptación Schumacher de 1997 (Batman
& Robin), Bane termina aquí otra vez actuando, en buena medida, bajo
las directrices de una mujer, antes que por iniciativa propia. Es mi opinión
que esto le resta fuerza al personaje. Muchos se han quejado de que el fin de
Bane fue inmerecidamente anticlimático y/o para nada coherente con las
implicaciones que de él se habían fijado; incluso buenos amigos cinéfilo me han
dicho que su deceso les pareció un burdo Deus
Ex Machina. Disiento, no sólo porque argumentalmente no lo sentí un “final
mágico” sino que, por gustos intelectuales, me encanta ver a estos indetenibles
y, sobre todo, ensoberbecidos genios del mal fulminados por el más azaroso de
los imprevistos, tal y como le pasó a Atila, Al Capone y otros “azotes de Dios”
de la Historia.
3.- Me gusta el thriller corporativo que tiene lugar en
el primer cuarto de la película pero lamento que esté tan poco desarrollada
como para que uno lo olvide con facilidad, sin preocupación alguna y sin ni
siquiera recordar el nombre del rival de Wayne en la junta directiva, ni
entienda por qué hacía éste lo que hacía. Al final todo es parte del plan de la
Liga, es cierto, pero estos componentes enredan más que ayudan y eso es
lamentable, porque tenían la fuerza para ser una trama por sí misma, más aún
con el elemento de crítica socio-económica que presenta la trama (más adelante
también ahondaré sobre esto).
4.- Me gustó Selina Kyle/The Cat (como se la llamó originalmente,
antes de pasar a ser conocida como Catwoman),
con su típica ambigüedad basculante entre ladrona de alto nivel y justiciera
social -cuando no simple jodona por las puras ganas de joder- y creo que ella
sola ya era material como para una sola película o, cuando menos, para ser la
segunda cabeza criminal en una trama con menor trascendencia épica: y es que
los peos en los que termina metida Ciudad Gótica le restan importancia a lo que
una ladrona de joyas con resentimientos de clase haga o deje de hacer. Ella
quedaba bien con la intriga corporativa del comienzo, pero luego se va haciendo
menos y menos importante dado lo que se va sucediendo a su alrededor. Por cierto,
honor especial a la excelente escena en que Selina es atrapada en el aeropuerto
tratando de huir de la ciudad e insistiendo que de lo que viene nadie podrá
salvarse; lo cual me lleva a que también…
5.- Me gustó el contenido
sociopolítico de la trama, reminiscente para nosotros los venezolanos de
nuestra propia rebelión Popular de hace 2 siglos, en la que Boves -un personaje
no muy distinto a Bane, no sólo en nombre, sino en formación y procederes-
desató un improvisado plan que, para reducirlo a pocas palabras, parecía ser la
pura y simple destrucción de todo lo existente por el simple hecho de que nada
en esta Tierra vale la pena salvarlo, dado lo podrido que está. Lástima que,
pese a un buen comienzo, esta “agenda social” revanchista se termina
convirtiendo en un rocambolezco "plan macabro", tan típico del género
comic, y que al final es resuelto con
plena satisfacción por los héroes, sin mayores consecuencias aparentes, en una
serie de escenas que bien pueden recibir el descalificativo mote de “clichés”,
por más técnicamente logradas que estén. Yo hubiese preferido extenderme sobre
la degradación social de una comunidad sometida a la confrontación directa de
sus propias contradicciones e inequidades, que a la usual pesadilla anarco-punk
que tanto ha poblado el cine desde finales de los '70s y que en realidad no
abarca las verdaderas implicaciones de lo que significa la pérdida del orden
constituido. Es falso que los pobres y marginados de Gotham, por mayor
resentimiento que tuviesen acumulado, se hubiesen alegrado con lo que pasó en
el momento en que Bane y la Liga tomaron control absoluto.
6.- Finalmente, yo hubiese
preferido que Nolan matara al Hombre Murciélago y dejara a Robin como el
eventual sucesor para casos de emergencia en un futuro cercano. Lo cual a su
vez reforzaría la idea presente desde la primera película sobre Batman siendo
un símbolo antes que una persona concreta.
Insisto con que todas estas partes eran
buenas y prometedoras por sí mismas, pero que fallaron al tratar de combinarse harmoniosamente.
Un par de cosa más, pero ahora abiertamente
negativas: primero, que el macabro plan de Talia, Bane y la Liga tiene, cinematográficamente
hablando, muy poca diferencia del caos que generó el Joker a todo lo largo de la película anterior. Segundo, el total y
completo desconocimiento que impuso Nolan a la sola mención del nombre de este
último personaje, "Joker" -según, como medida de respeto a la memoria
de Heath Ledger- creo que le hacen flaco favor justamente a quien buscaban
honrar, así como a la trama de esta película. El Guasón, como lo hemos llamado
durante décadas en Hispanoamérica, había desatado tal infierno en The Dark Knight, que hacer como si nunca
hubiese existido parece ridículo. De hecho y por el recuerdo de tal caos, quizá
lo que esta trama necesitaba era un plan más sutil, menos espectacular pero de
mayor impacto en el largo plazo, tal y como era el plan original de Ra's al
Ghul en Batman Begins: podrir a la
ciudad lentamente, no volarla en pedazos. Esto quizá hubiese sido
cinematográficamente menos atractivo -sobre todo para las masas ávidas de la acción
que una película de Batman promete- pero posiblemente un mejor final para una
genial saga.
La única parte que no me gustó por ninguno
de los lados que me lo planteen es el exilio de Wayne/Batman a la prisión india
a donde lo llevó Bane y en donde se supone que tenía que ser torturado hasta la
muerte, pero que terminó sirviendo más bien como una terapia de rehabilitación
física y psicológica. Para mí la película iba funcionando bien -aunque a un
ritmo quizá un poco apresurado… ¡Quizá!-
hasta la fabulosa pelea de Batman y Bane en las alcantarillas. A partir de ahí
comienza a ser otra película que no se amalgama bien con la que se proyectó
hasta ese punto. De hecho, toda la trama inicial de Batman retirado por
depresión e incapacidad física hubiese quedado mejor a esta altura que al
principio, pese a que reconozco que toda las secuencias de su retorno a las
calles con motivo del robo a la casa de bolsa fue una de las partes que más me
gustó de la película (aunque fácil lo hubiese sacrificado en pos de una
narración mejor estructurada).
Por todo lo anterior vuelvo a la conclusión de
mi primera reseña: quizá el problema de fondo se halla en el empeño de los
realizadores en querer contar toda la historia de una saga tan rica como la de Batman,
con sus 70 años de historia continua, en sólo tres películas; error injustificado
en una época en la que obras como Harry Potter (y ahora la saga Marvel)
demostraron que se le puede pedir más fidelidad al público durante varias
entregas, manteniendo la calidad y una estricta continuidad.
*Publicado por primera vez en mi Facebook, el 4 de agosto del '12
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