LO QUE LEERÁN A CONTINUACIÓN FUE ALGO QUE ESCRIBÍ ENTRE EL VIERNES 31 DE OCTUBRE Y EL SÁBADO 1° DE NOVIEMBRE DE 2008 Y QUE SEGUIDAMENTE ENVIÉ A TODA MI LISTA DE CONTACTOS. SE TRATA DE MI PREDICCIÓN PARA LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES QUE TENDRÍAN LUGAR EL SIGUIENTE MARTES, 4 DE NOVIEMBRE, EN LAS QUE RESULTÓ GANADOR EL ACTUAL PRESIDENTE, BARACK OBAMA.
LA TRANSCRIBO AHORA A ESTE NUEVO MEDIO DE DIVULGACIÓN DEL QUE HAGO USO DESDE ESTE AÑO, PARA compartir LOS ANÁLISIS QUE HICE EN SU MOMENTO Y UTILIZARLO COMO RESPALDO PARA UN NUEVO ANÁLISIS QUE ESCRIBIRÉ HOY MISMO, SOBRE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES AMERICANAS DE MAÑANA MARTES 6 DE NOVIEMBRE.
LE HE HECHO UNA PEQUEÑA EDICIÓN DE ESTILO, SOBRE TODO PARA MEJORAR LA REDACCIÓN, DE MODO DE ADAPTARLO A ESTE NUEVO FORMATO. PERO LO IMPORTANTE: LO ANALIZADO, SE MANTIENE EN UN 100%.
SIN MÁS PREÁMBULOS:
SIN MÁS PREÁMBULOS:
Mis
predicciones para el martes (4 de nov.)
El
ocho de mayo del presente año (8/10/2008) escribí y envié unas reflexiones como
producto de las jornadas electorales primarias de los Estados de North Carolina
(sur) e Indiana (medio-oeste). En dicha carta, yo
aseguraba (a poco más de un mes del fin de la campaña interna) que el Senador
Obama ganaría la candidatura y que también ganaría la Presidencia. Sin embargo,
esta última afirmación la hice con precaución, advirtiendo que a casi seis
meses de las elecciones generales, todavía podían pasar muchas cosas que podrían cambiar ese resultado… ¡Y
pasaron!
…sólo que para el “otro bando”: ocho años de política republicana -o incluso más, si trazamos los orígenes de lo que sucede actualmente a las medidas económicas de la Administración Reagan (1981-1989)- de políticas monetaristas, con estímulos por el lado de la oferta y la desregulación masiva, surtieron su efecto JUSTO ANTES de las elecciones y, como si de un mantra se tratara, se cumplieron los lemas internos que guiaron la campaña de Bill Clinton en 1992: THE ECONOMY, STUPID!
…sólo que para el “otro bando”: ocho años de política republicana -o incluso más, si trazamos los orígenes de lo que sucede actualmente a las medidas económicas de la Administración Reagan (1981-1989)- de políticas monetaristas, con estímulos por el lado de la oferta y la desregulación masiva, surtieron su efecto JUSTO ANTES de las elecciones y, como si de un mantra se tratara, se cumplieron los lemas internos que guiaron la campaña de Bill Clinton en 1992: THE ECONOMY, STUPID!
Sin embargo, no hubo que esperar al crack de septiembre para que Obama tomara la delantera, ya que como lo demuestran las gráficas que promedian al tsunami de encuestas que se hacen en el gigante del norte, Obama lideró las intenciones de voto incluso desde antes de haber asegurado la nominación, mucho antes incluso de que McCain asegurar la suya… para los escépticos, hagan click aquí la prueba.
Fíjense
cómo nada más fue durante muy cortos momentos en que McCain superó al candidato
demócrata. Si lo quieren desglosado por hitos, mi bloguero favorito los marcó
en esta gráfica que muestra los votos electorales.
Ahí
pueden ver cómo, luego de las convenciones, McCain sólo estuvo arriba por
espacio de un par de semanas, valiéndose del tradicional “rebote
post-convención”.
Ahora bien, entremos en materia y vayamos directo al
grano: porqué opino que ganará Obama. Bueno, pues muy obvio: las encuestas
llevan todo el año reflejando ese resultado ¿Son confiables las encuestas? La
verdad es que son tantas, que es imposible creer que todas son malas, además
que todas las fuentes que gusto de leer siempre excluyen las encuestas
“partidistas”, es decir, las encuestas hechas por Instituciones o compañías con
claros vínculos por alguno de los dos partidos. Es decir que sólo leo encuestas
hechas por gente con garantía de imparcialidad (así como de aciertos, ya que Gallup
hace encuestas desde la época del segundo Roosevelt).
Aún así, hay mucha gente suspicaz de dichos análisis desde que supieron por los medios no-especializados del llamado Bradley Effect o “Efecto Bradley”, acuñado en honor a un político afroamericano, que fuere alcalde de la ciudad de Los Ángeles y que en 1982 lanzó su candidatura a la Gobernación del Estado de California con amplio apoyo popular. Sin embargo, terminó perdiendo ante su rival republicano, George Deukmejian, 49% a 48%, a pesar de que las encuestas lo daban como ganador desde el principio. Este set back llevó a muchos analistas a la conclusión de que la gente, al ser entrevistada, es capaz de decir que votaría por el candidato que representa a una minoría social o política (en este caso, un político de raza negra) por representar dicha respuesta una postura políticamente correcta, pero que en la privacidad de la caseta electoral, terminan votando por su “blanco conocido” antes que por el "negro por conocer".
Pues
bien, lo primero al respecto de este fenómeno es el siguiente estudio que demuestra que el fulano "efecto Bradley" sólo afectó a Obama en
tres primarias, mientras que lo favoreció en 12. Es decir, que en New
Hampshire, California y Rhode Island (estados baaastante “liberales”, por
cierto), Obama era favorecido en las encuestas y, sin embargo, no ganó (cosa
que no afectó mucho, dado que como los demócratas reparten sus delegados de
forma proporcional, Obama conquistó una delantera con los demás delegados). Pero he
aquí que en otros doce estados, en especial los del Sur (es decir, en esa parte del país que llegó a formar la Confederación secesionista con la intención de mantener viva la esclavitud y, luego de fracasar en el intento, levantó una serie de leyes racistas que establecía una sociedad de castas por espacio de cien años), Obama terminó con mejores resultados que los
señalados por las encuestas, en un promedio de 7% -por encima del margen de
error- y, en algunos estados como Georgia, hasta en 18% por encima de lo que
las encuestas predecían.
Otro hecho relacionado con el efecto Bradley es el
desmentido del mismo por el exjefe encuestador del candidato republicano que
terminó ganando, el señor Lance Tarrance. Tarrance -quien, por cierto, nunca ha
creído en el fulano efecto que le terminó dando el triunfo a su cliente- dice
que las encuestas que hizo su equipo nunca dieron como ganador a Bradley, sino
sólo al principio. Con el paso de la campaña y la aproximación de la elección,
la ventaja de Bradley se fue reduciendo y el día anterior, las encuestas
arrojaban que era técnicamente imposible determinar un ganador (Pueden leer aquí el artículo).
Independientemente de si el efecto Bradley exista o no, la cosa es que el mismo se ve balanceado por otro efecto, el llamado Bandwagon Effect (efecto furgoneta), mediante el cual, la gente termina votando por “el que ya va de ganador”, de modo que -1+1 = 0 y los efectos deformantes de un fenómeno se anulan con el otro.
En cuanto a las encuestas, las exitpolls de las primarias (que en los EEUU son hechas increíblemente minuciosas) demostraron que Obama lidera entre dos grupos claves, la élite educada y de altos ingresos y, de especial importancia, los jóvenes neo-votantes, de hecho, estos últimos fueron la clave para su triunfo en el Caucus de Iowa, el 3 de enero pasado (61% de los jóvenes favoreció a Obama al final de las primarias). Ahora bien, del total de la población americana con edades comprendidas entre los 18 y 24 años, cerca de un tercio (30.6%) vive sin contratar servicios telefónicos de línea fija, comunicándose con el mundo usando nada más que sus celulares; pero resulta ser que encuestar por celular es ilegal en los EEUU, por lo que este grupo de votantes jóvenes no está entrando en las encuestas. Para contrarrestar el problema, una solución ideada fue la de aumentar la proporción de este grupo etario en el muestreo aleatorio (o sea que si los jóvenes de esta edad representan, por ejemplo, el 19% de la población, la muestra se hace entonces con un total de 30-40% de esta edad), pero nadie sabe si este método es efectivo, para empezar porque una cosa es que los jóvenes representen el 19% de la población general y otra distinta es saber cuántos de esos jóvenes de hecho se molestan en ir a votar, por lo que algunos expertos creen, que la ventaja de Obama está siendo subestimada por, al menos, 3%-4%. Sumen esto al Bradley effect invertido y al Bandwagon effect y se dan una idea del posible resultado del próximo martes.
Perdón ¿dije “próximo martes”? ¿Sabían que en 31 Estados de la unión es posible el Early Voting o “voto temprano”? Pues sí, esta facilidad es permitida por la Constitución, que le deja a cada Estado la libertad de escoger los métodos electorales que le convengan, por lo que 31 de ellos, con la intención incentivar el voto, permiten que aquellas personas que no van a estar presentes el día de la elección, manden su voto por correo o se presenten hasta 50 días antes en centros electorales itinerantes especiales para que voten (aquí pueden leer más al respecto). En 2000, 16% de los votantes sufragaron “temprano”, en 2004, lo hizo la bicoca de 22%. Para la fecha de hoy (madrugada del sábado 1 de noviembre, a tres días de las elecciones), ya han votado 20 millones, de los cuales, un millón de demócratas han votado en North Carolina contra sólo medio millón de republicanos. Cabe destacar que Carolina del Norte es un estado sureño, es decir, de esos que alguna vez quiso mantener la esclavitud, separándose de la Unión, luego de eso tuvo leyes segregacionistas (i.e. racistas) y se precia de ser muy conservador, desde 1976 no votando nunca por algún damn liberal demócrata.
Del otro lado del Sunbelt, en New Mexico, han votado ya 194.000 demócratas contra 110.000 republicanos (ambos estados los ganó Bush en 2000 y 2004, por cierto). Dado que los votantes registrados en algún partido tienden a serles fieles a los mismo en tasas altísimas (>80%), podemos tener a estas alturas una acertada proporción sobre quién va ya realmente ganando. De hecho, los independientes, los que cambian su filiación partidista o, incluso, los nuevos votantes, pueden ser previstos, dado que en Florida ya han votado 1,4 millones de personas, de los cuales 54% reportaron "a boca de urna" haber votado azul (demócrata), mientras que sólo 30% reportaron rojo (republicano). Y esto pese a que en ese Estado, los registros indican que los demócratas son sólo el 42% (versus 36% los republicanos).
Finalmente, una cosa que todo “analista” político extra-muros tiende a olvidar en sus “comentarios y reflexiones” (o pareciera más bien que lo ignorar por completo) es que en los EEUU gana el que gane el Electoral College. Éste lo componen 538 personas (por lo que, para ganarlo 270 votos, que es la mitad + 1), seleccionadas en proporción a la población de cada Estado, de modo que los Estados más poblados, proveen más electores, usualmente por la regla del winner-takes-all, que quiere decir que el “ganador se lo lleva todo”, o sea, que si alguien gana por apenas un piche voto en un Estado, se lleva toooodos los electores de ese Estado (imaginen ese efecto en California y sus 55 electores).
En 2004, el Demócrata John Kerry obtuvo 252 electores (y Bush obtuvo los restantes 286). Esos 252 estuvieron 18 electores por debajo de la marca ganadora, por lo que para ganar esta vez, Obama debería tratar de ser capaz de mantener esos mismo 252 electores de Kerry y sumarle los 18 que faltan. Veamos si le es posible.
Los electores de Kerry fueron obtenidos en Estados que desde los ‘90s son considerados como sólidamente demócratas (New York, Maryland, California, Washington, Illinois, etc.), estados con ciudades inmensamente pobladas por gente joven, cosmopolita, bohemia o de formación muy diversa; gente que trabaja para entidades de alcance mundial y que está acostumbrada a vivir rodeada de personas diversos (inmigrantes, artistas, las muchas razas y nacionalidades, credos, profesiones, etc.). Obama -una persona común para ese mundo- lleva ventaja sobrada en dichos estados (aprox. un 25%); es decir, que en ningún de los Estados ganados por Kerry el votante promedio se dijo “si es negro, no”, volteándose a votar por McCain. Por tanto, Obama ha mantenido los 252 electores del 2004.
¿De dónde sacar los 18 restantes? Pues bien, Obama ganó durísimo el caucus de Iowa en enero pasado (proceso que dio inicio a las primarias), en parte gracias a que se pasó todo el duro invierno haciendo campaña por las calles forradas de blanco de ese estado ("blanco" tanto por la nieve como por los lugareños, ya que en ese sitio no viven negros pero ni de pasada). McCain, por el contrario, no hizo campaña ahí y prefirió concentrarse en la primaria de New Hampshire (a la que le debe su resucitar político luego de ir de cuarto en las encuestas internas). Pero he aquí que los “iowenses” no olvidan… y si quisieran hacerlo, McCain se encarga de recordárselos todo el tiempo, cada vez que confiesa no ser afín a la idea de los biocombustibles derivados del maíz, tema éste popular en un estado netamente rural y agrícola. Así que Obama ha liderado Iowa durante TODO el año, promediando una distancia de alrededor de 10%. A los 252 electores arrastrados desde el 2004, sumemos los 7 que provee Iowa (259).
Entra en la contienda la conservadora e históricamente muy-relevante Virginia, estado natal de George Washington, Thomas Jefferson, James Madison, James Monroe (padres fundadores) y el gran general confederado Robert Lee, artífice de las grandes victorias sureñas durante la guerra civil. Este Estado es la sede de la CIA, el Fort Nox y muchas otras instituciones federales -tanto civiles como militares-, así como de universidades, playas y centros para el desarrollo de las nuevas tecnologías. Virginia era un “típico” estado sureño: conservador y recientemente muy republicano… Hasta hace dos años, cuando ganó la senaduría federal el Demócrata Jim Webb. Y es que en Virginia gustan los tipos duros y Webb es un antiguo Marine súper condecorado por sus servicios de Vietnam. Originalmente republicano, ejerció la Secretaría de la Armada durante la administración Reagan, hasta que un buen día decidió mandar a los republicanos a la mierda cuando le dio por ponerse a investigar sobre el octavo presidente de los EEUU, el famoso Andrew Jackson (a quien pueden ver en los billetes de $20) y se dio cuenta de que él mismo era un gran populista (en EEUU, la palabra "populista" no es peyorativa como lo es aquí), o lo que podríamos decir, un natural-born Democrat, por lo que saltó la talanquera y se unió al partido “de izquierda”, lanzando su candidatura y ganando su puesto al Senado contra todo pronóstico.
Esto revela que Virginia ya no es un “típico” estado sureño. Los suburbios del D.C. han crecido tanto, que se han juntado a los suburbios de la capital estadal, Richmond y a los condominios veraniego-playeros de Virginia Beach, lo cual ha atraído a montones de periodistas, empresarios, cabilderos, ingenieros informáticos, intelectuales y demás bichos de uña, gente de todas las razas, nacionalidades, credos e ideologías, por lo que el norte-noreste del Estado se ha convertido algo así como una versión costa-atlántica de Seattle (la ciudad cuna del grunge y sede de Microsoft Corp.). Virginia se ha vuelto demócrata… y he aquí que Virginia vale 13 electores y que Obama se empató con McCain en las encuesta más o menos como por Julio-Agosto (ya Obama había partido ahí a la Clinton durante las primarias) y ha comenzado a mantener una sólida ventaja en las encuestas desde septiembre. Estos 13 electores, sumados a los otros 7 de Iowa, dan 20, dos electores más que los 18 que necesita Obama para, desde los 252 de Kerry, pasar la marca de 270 necesaria para ganar.
¿Qué pasa si Obama no gana Virginia? Bueno, primero, eso lo veo improbable: McCain casi ni se ha pasado por el Estado y, por el contrario, se ha concentrado en Pennsylvania (una ridiculez, porque ese estado es más azul que el cielo) y Ohio (estado sin el cual NINGÚN republicano ha logrado ganar en la historia de ese partido). Pero si suponemos que Virginia (y sus 13 electores) es perdida por Obama, a éste aún le quedan Colorado (9 electores), New Mexico (5 electores), Nevada (5 electores) -que en total suman 19-, estados que se han mostrado bastante azules en las encuestas durante todo el año (en especial los dos primeros estados; Nevada no tanto, quizá por la cercanía con la mormona Utah, pero aún así lleva semanas pintada de azul en todos los mapas). Estos tres estados votaron por Bush en 2004. Pero ojo, no termina ahí: también tenemos otros cuatro, que son Florida (27 electores), Ohio (20), North Carolina (15) y Missouri (11), este último el PAPÁ de los Swing States, es decir los "estados péndulo" o "peleables", es decir, los estados donde ningún candidato domina largo rato y donde “cualquier cosa puede pasar”. Todos estos estados, que como dije fueron republicanos en 2004, llevan semanas dando demócrata en las encuestas para estas elecciones. Abajo pongo las gráficas para que se ilustren mejor.
Florida (27 electores)
Ohio (20)
North Carolina (15)
Missouri (11)
Hagan
uds. sus combinaciones favoritas y, para ello, recuerden los siguientes datos:
Florida está llena de inmigrantes latinos, muchos de los cuales le guardan resentimiento a McCain luego de
que éste, para ganarse a la base republicana más conservadora durante las primarias, llegó a defenestrar una propuesta
legislativa copatrocinada por él mismo, la cual hubiese legalizado a montones de inmigrantes (la polémica McCain-Kennedy Bill), pero en especial, Floridá está también llena de viejos jubilados, los cuales están teniendo que salir a
buscar trabajo porque la crisis dio al traste con sus fondos de pensiones.
Ohio está llena de blue-collar workers
(cuellos-azules, obreros o proletarios) que llevan años viendo cómo se quedan
sin empleo porque las empresas multinacionales se los llevan a mercados más baratos como
China, India o incluso México. North Carolina tiene una alta población negra
muy pobre (fascinada por el posible triunfo de “uno de los suyos”) al mismo tiempo que su región
costera comienza a experimentar la misma "transformación cosmopolita" que ya descirbí en el caso de Virginia. Y finalmente, Missouri, que es un estado súper extraño, donde todos
los extremos se encuentran y que siempre -con la sola excepción de Adlai
Stevenson en 1956- ha votado por el candidato que gana.
Por otro lado, un estado muy despoblado y rural pero rajadamente libertario, como lo es North Dakota -en la frontera con Canadá y dónde Bush ganó por ventaja de 28% en 2000 y de 27% en 2004- tiene un empate técnico entre Obama y McCain, a 45% cada uno. Algo parecido pasa en sus vecinas South Dakota y Montana.
Por otro lado, un estado muy despoblado y rural pero rajadamente libertario, como lo es North Dakota -en la frontera con Canadá y dónde Bush ganó por ventaja de 28% en 2000 y de 27% en 2004- tiene un empate técnico entre Obama y McCain, a 45% cada uno. Algo parecido pasa en sus vecinas South Dakota y Montana.
En fin, que para mi todo este análisis no puede estar errado. Y no porque lo diga yo, que soy un rookie, sino porque lo baso en meses de observación atenta, lecturas trasnochadas e investigaciones serias sobre la realidad política americana… Algo que -no sé si enorgullecerme o entristecerme por lo que voy a decir- no he visto hacer a casi nadie (por no decir que a nadie) de los “estupendos analistas” que inundan los periódicos, radios y hasta salones de instituciones académicas de Venezuela, Chile, España o Alemania, a quienes he leído por internet o he visto decir estupideces en programas de la televisión pública que vemos acá.
Yo confieso que me gusta Obama, me gusta desde que leí por primera vez sobre él en un artículo del The New Yorker, allá por 2005; creo que su aproximación a la política y a la campaña coincide con mi visión de las cosas, del mundo. Puede terminar siendo una mierda absoluta ¿por qué no? Pero creo más que será el modelo de una nueva forma de hacer política en los EEUU (y dado que estamos en tiempo de globalización, también podría serlo en el mundo). Lo que digo es un fenómeno que está muy bien documentado en la literatura politológica gringa, donde se lo llaman party system o party coalition, pero no hablaré de eso ahora para no aburrir (si les interesa, wikipedéenlo). Pero independientemente de que me guste el candidato o no, no lo daría por ganador si no lo viera venir. Para probarlo lo que aseguro, me remito a la predicción que les mandé atodos una semana antes de las elecciones de 2006, en donde daba ganador a Hugo Chávez sobre Manuel Rosales, predicción que me valió insultos o menosprecios hasta de mi papá, pasando por los de profesores, amigos, etc., llegando incluso a ser acusado por alguno de que “evidentemente a ti no te importa por lo que mi familia y gente como yo hemos sufrido con Chávez”. En 2004 también le iba al demócrata y, sin embargo, semanas antes ya sabía que ganaría Bush (aunque entonces no escribí ni afirmé nada en público como ahora).
Después de las elecciones y dependiendo del resultado, con gusto escribiré algo acerca de Obama (si gana) o McCain (ídem). No digo “escribiré sobre el ganador, que será Obama obviamente”… porque aunque con tendencia a la arrogancia, me esmero mucho por no ser tarado ni un enamorado de mis ideas (líbreme Dios), así que todo puedo pasar y les dejo mi predicción en formato “probabilístico” antes que “certero” o “imbatible”. Espero la pegue y me recomienden después para un buen trabajo.
Atte. Sebastián Cova.
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