jueves, 23 de abril de 2015

La chapuza de Chappie

Afiche original de lanzamiento (haz click)
   District 9 (2009) es un perfecto ejemplo de esas películas -que aparecen aproximadamente una vez por década- que marcan un antes y un después en la historia del cine. Para mayor gloria, lo hace a varios niveles: técnico, visual, argumental, social y cultural. Y por cereza en la punta del helado lo corona el hecho de que se trata de una opera prima.

   De ahí que cada vez que su joven director, Neill Blomkamp, anuncia su próxima película, a todo lo largo del planeta, cinéfilos y entusiastas de la ciencia ficción aguanten la respiración con fidedigna alegría. El resultado, sin embargo, ha satisfecho a pocos... O por lo menos no a mí ni al conjunto de críticos que leo y que tengo por referente. Y no una, sino ya dos veces.

   Esta reseña de Chappie (2015) es la de un fanático decepcionado, escrita al calor de quien acaba de llegar del cine sin ganas de tan siquiera contar en dónde andaba metido... Por tanto, escojo hacerla a manera de lista que sintetice todo lo que, para mí, no funcionó.


   Lo primero es que la película carece de foco, por lo que no logra dejar en claro sobre qué trata realmente. De entrada pensé que estaba viendo un replay de Elysium pero fusionado con la RoboCop original de 1987: una crítica a la avaricia corporativa que engendra el capitalismo descontrolado. Sin embargo, al cabo de unos minutos pensé que el tema era una reflexión filosófico-metafísica sobre qué constituye realmente la naturaleza humana y en dónde reside la misma (ver afiche de lanzamiento), pero luego de un buen rato se me ocurrió que simplemente estaba viendo una comedia ligera sobre el futuro de la cultura gangsteril occidental y en el marco de una sociedad cada vez más tecnológica. Finalmente concluí que se trata de una simple fábula infantil para aleccionar a los niños con que no es malo ser diferentes y sobre cómo deben evitar darle soluciones de fuerza a sus problemas... Idea esta última, sin embargo, que se me negaba ante los ojos debido a una incoherente ristra de estrambóticas escenas de acción innecesariamente salpicadas con violencia súper gore.

   Parafraseando a Drew McWeeny, es como si Blomkamp y Terri Tatchell -su compañero de escritura- hubiesen querido contar varias películas y, al no saberse decidir por cuál, las hicieron todas a la vez, guiados quizá más por las meras escenas aisladas que se les habían ocurrido a lo largo de los años, antes que por una sencilla moraleja pero de argumentación coherente.

   Segundo (y consecuencia -o causa- de lo anterior): el guión está hecho a trompicones. Los diálogos me resultaron pobres y las motivaciones de quienes los pronuncian, así como sus acciones, infantiles o completamente incoherentes. Por ejemplo, en una escena, un ingeniero (Hugh Jackman) que anda por la empresa en shorts pero con una pistola al cinto, arremete contra el protagonista (Dev Patel) -a quien le tiene envidia-, sometiéndolo contra el escritorio a la vista de sus compañeros de oficina, le clava el arma en la sien y dispara, todo sin que nadie llame a seguridad, los separe, medie entre las partes en conflicto o por lo menos grite y salga corriendo. Y es que ni siquiera lo hace el agredido, quien queda vivo debido a que el arma de su asaltante estaba descargada... Nada, la víctima simplemente se para y sigue con lo suyo meros segundos luego de que un psicópata le juegue la más pesada de todas las bromas. En otra escena, este mismo personaje, carne de bullies, se dirige a la cueva de unos peligrosos asaltantes que le han robado su robot y amenazado con matarlo a tiros si vuelven a verlo, sólo con la intención de ver cómo ha progresado la máquina que les programó bajo coacción el día del robo. Y así una escena incoherente tras otra: una empresa de armas sin sistemas de seguridad, una fábrica de robots que no se interesa por un software revolucionario que cambiaría a la sociedad para siempre, un inventor de una mortífera máquina de guerra que se empeña en venderle su invento a una simple policía municipal de un país africano, en vez de vendérsela a las fuerzas armadas americanas, rusas o chinas. Etc.

   Tercero, la película se da el tupé de haber contratado actores carísimos, de fama mundial y altísima calidad interpretativa como Sigourney Weaver y Hugh Jackman (o el mismo Dev Patel, que ya comienza a mostrar un buen curriculum propio), para relegarlos a pepeluchos planos y fastidiosos (Jackman), de poca importancia y que salen en pantalla escasos minutos (Weaver) o que no queda claro si fueron contratados para un rol protagónico o secundario (Patel). En cambio, la mayoría de las escenas están centradas en una pandilla de gangsters tan violentos como preocupados por su indumentaria cyperpunk post-pop, interpretados por un dúo de pintorescos raperos-rave surafricanos que actúan tan poco, que sus personajes se llaman como ellos se han hecho conocer en la escena musical local (i.e. "Ninja" y "¥o-landi Vi$$er"). Dado que las canciones de estos suenan a todo largo de la película, comienzo a sospechar que lo que acabo de ver fue un carísimo y muy largo videoclip que Blomkamp quiso hacerle a sus confesados admiradores.

   Lo único bueno de la película son sus efectos especiales. Y ojo que no son simplemente "bien logrados". No. Son espectaculares y fuera de la liga de todo lo que ha sido estrenado en lo que va de década, con la posible excepción de la Gravity de Cuarón (que en realidad marcó hito en otro tipo de efectos, por lo que los logros de ambos no compiten entre ellos, sino que se complementan maravillosamente). Confieso que me pasé toda la película tratando de dilucidar si el grueso de los trucos era utilería de alta factura, títeres animatrónicos, CGI-MoCap, CGI-animado o ambos, o si se trataba de algo completamente nuevo. Y es que la integración de los efectos con el resto de las escenas filmadas en vivo es "sin costuras", como si todo fuese real y a prueba de criticones y haters.

   ¿Qué depara el futuro? Actualmente Neill Blomkamp se encuentra en la preproducción de una nueva película de la franquicia Alien, la cual romperá con la continuidad de las cuatro obras canónicas al obviar Alien3 (1992) y Alien: Resurrection (1997), debido a que será una secuela directa de la muy-amada Aliens (1986) de James Cameron. Esto tiene contenta a la fanaticada ya que mucha gente detesta o simplemente se aburre con la película de 1992 (opera prima de David Fincher, por cierto), ni hablar del bodrio que hizo cinco años después el francés Jean-Pierre Jeunet como primera película americana... No es mi caso y no sólo porque la tercera de la saga es mi favorita (aun cuando reconozco su inferior calidad artística con respecto a sus dos predecesoras) sino también porque, a partir de hoy, me he dado cuenta que el nóbel director surafricano, que en 2009 sorprendiera al mundo con su culturalmente-significativa película sobre extraterrestres marginados en un ghetto al que los xenófobos terrícolas los han confinado, necesita urgentemente trabajar en una historia de la que él no sea creador original ni guionista.

   Neill Blomkamp es sin lugar a dudas un duro a nivel técnico y suficientemente capaz a la hora de narrar visualmente. Sus metáforas sociopolíticas, sus personajes y sus argumentos, sin embargo, son tan maniqueos, planos y estereotipados como las ya-clásicas caricaturas animadas de la era Reagan, G.I. Joe y He-Man. Esta última, irónicamente -¿o quizá no?- hace un pequeño cameo a mitad de película... ¿Mera casualidad o es un ejercicio de metaficción postmoderna en la que el autor se ríe en nuestra cara, mostrándonos que su película tiene el nivel teórico de una publicidad pagada por Mattel? Si es esto último, entonces Blomkamp es un genio sólo comparado con Quentin Tarantino... Sin embargo, creo que es simplemente un creador con sinceras ganas de hacer obras de arte que creen consciencia, y que las va haciendo en la misma forma en la que, según Lenin, estaba avanzando su revolución bolchevique: dando un paso hacia atrás para luego dar dos hacia adelante... Esperemos que, al final, Blomkamp no termine exactamente igual que como lo hizo dicha revolución, id est, dando solamente puros pasos hacia atrás, hasta que ya no pudo dar más ninguno.

Mi voto IMDb: 5/10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario