sábado, 19 de diciembre de 2015

Star Wars o los males de la nostalgia

Afiche original de lanzamiento (haz click)
   Antes de pasar a elaborar mi humilde opinión quiero advertirles que esta reseña está totalmente llena de spoilers; lo que quiere decir que si aún no han visto la película pero continúan la lectura les arruinaré las sorpresas y revelaciones.

   ¿Siguen ahí? Pues bien, resumiré mi opinión en una sola frase: me decepcionó... ¡Bastante!

   Me decepcionó porque la historia, si bien abre unas líneas argumentales interesantes, tales como qué son los Caballeros del Ren, quién es el líder supremo Snoke y por qué teme tanto a Luke Skywalker, de dónde nacen las habilidades aparentemente innatas de Rey, etc., estas preguntas fueron presentadas en una película que me atrevería a definir como un simple y mero remake del Episode IV, la película original de 1977.

   Lo anterior es algo que me temía, aunque nunca a este grado, porque ya tan temprano como abril del año pasado, cuando aún no había iniciado el rodaje y faltaban meses para tan siquiera ver un teaser trailer, leí este genial artículo que advertía contra los peligros de la nostalgia. Si aburre leerlo (es bastante corto, advierto) o no entienden inglés, se los resumo: si bien las precuelas merecen crítica -¡Y vaya que la han recibido! El autor de la nota parece odiarlas, de hecho- algo tienen de bueno como proyecto narrativo: son anti-nostálgicas.

   Es poco lo de la trilogía original que sale en ellas, con la notable excepción de personajes y eventos que serán claves para la historia que viene después, ya narrada en las primeras tres películas. Por el contrario -y por eso es que me encantan- las precuelas son el esfuerzo de George Lucas por expandir el universo que había creado de joven, llevándolo hasta las dimensiones que siempre soñó pero que las limitantes tecnológico-presupuestarias de los '70s y '80s le impidieron poner en escena.

   Y advierto que no pretendo obviar o negar las fallas de los episodios I, II y III. Por supuesto que las tienen, sobre todo a nivel de realización (particularmente escritura y dirección actoral); sólo trato de argumentar que, al menos para mí, son casi tan buenas como las películas originales por diversidad de motivos (para una buena lista de sus virtudes, recomiendo leer este artículo así como este otro), uno de los cuales puede ser, al mismo tiempo, lo que ha hecho que sean tan odiadas por parte de la fanaticada, sobre todo la de mi generación, esto es, que se alejan de los códigos establecidos por la saga original.

   Como prueba de lo anterior presento este bello pero terrible corto animado que algún fanático subió a YouTube y que causó gran sensación, siendo compartido ad nauseam por propios y extraños desde su publicación original, en septiembre de 2013:

   Tiránico como pocos, el video es un panfleto chocantemente reaccionario que advierte contra cualquier innovación, contra cualquier desviación de un supuesto canon estético-argumental que aparentemente quedó grabado en roca en 1983 (o antes, en 1980) y del que es pecado mortal alejarse, así sea en lo más mínimo, so pena de odio eterno a quien lo intente.

   Y ese vídeo es sólo una pequeña expresión de lo que desde hace 15 años se viene diciendo en parte de la comunidad de fanáticos, lo que produjo que, tal y como se esperaba, the powers that be en la corporación Disney encargaran la película a un buen director que, aunque prometedor, decidió no tomar riesgo alguno, quien, para mi repugnante asombro, repitió casi literalmente la primera película, la de 1977, como si todo el equipo creativo y financiero hubiese concluido que, dado que las primeras [dos] películas son las únicas que no levantan roncha, la acción lógica obligada era entonces quedarse en el coto demarcado por ellas, aunque implicase volverlas a contar.

   Así, tenemos de nuevo una película de Star Wars que comienza con un MacGuffin (herramienta argumental que hasta ahora solo la primera había utilizado): lo que primero fueron los planos secretos de la Estrella de la Muerte que Leia Organa escondiera en su robot R2-D2, momentos antes de ser hecha prisionera por el matón número uno del imperio, el enmascarado Darth Vader, es ahora el mapa final para dar con el paradero de Luke Skywalker y que Pon Dameron -enviado especial de Leia Organa- esconde en su androide BB-8 momentos antes de ser hecho prisionero por el matón número uno de la Primera Orden, el enmascarado Kylo Ren (para más seña, un admirador de su antecesor y que además resulta ser su nieto).

   Todo esto sucede al rededor de -y en- un planeta desierto -entonces Tatooine, ahora Jakku- en el que vive un(a) don-nadie que sólo ha sabido de los eventos macro nada más que de oídas y a quien la vida ha anclado en un rincón olvidado de la galaxia.

   Una vez más, esta don-nadie, tal y como Luke hace 38 años, se hace de casualidad con el MacGuffin y termina escapando montada en el Millennium Falcon, ayudada por quién-otro sino Han Solo que, una vez más, es un traficante más-famoso-que-exitoso y sobre cuya cabeza penden otra vez mil deudas que buscan ser saldadas con su vida. Han Solo una vez más se hace acompañar nada más que de Chewbacca, una vez más es cínico y una vez más no quiere formar parte de nada sino vivir su vida al margen de todo.

   Luego de esto, la historia de nuevo nos lleva a una taberna espacial que de inmediato evoca a la cantina de Mos Eisley de la primera película, pero que lamentablemente, resultó mucho menos exótica que la famosa taberna desértica -lo cual fue una gran decepción para mis gustos, digamos, "alienófilos"-. Es en esta escena en que hallamos al que quizá sea personaje más original de la película pero que, en mi opinión, fue el más subutilizado: Maz Kanata, un ser que si bien fue hecho por computadora (C.G.I. en ingles) sobre la captura de movimiento de Lupita Nyong'o, algo que prometía, terminó siendo otra decepción debido a su apariencia corriente y rol estrambóticamente genérico (valga el oxímoron). Además, no sé si fue que no entendí las dos veces que la vi, pero Han Solo primero advierte a sus compañeros que eviten verla de frente, so pena de sufrir "algo", pero luego no vemos que si lo desobedecen y ven a Kanata a los ojos, implique ningún riesgo ni la haga decir nada que cualquier otro personaje no pudiere haber dicho sin tanto misticismo.

   Mientras esto sucede, comienzan otra vez a replicarse eventos comos los de la primera película: la organización que ahora equivale al imperio, la llamada Primera Orden, prueba su nueva arma de destrucción [híper]masiva explotando, no un planeta entero, como la Vieja Estrella de la Muerte, sino tres o cuatro a la vez en una secuencia que, además de repetirnos material extremadamente familiar, pareciera haber sido hecha para complacer los gustos de quien hiciera el vídeo que coloqué arriba. Lo digo porque, casualmente, lo único que alcanzamos a ver del planeta a destruir es una gran urbe cosmopolita... Quizá exagero la nota, pero toda la secuencia fue como si el autor proclamara: "big urban capital planets have NO PLACE in Star Wars canon! get it?! *BUM*"

   Y aquí algo que me sorprendió: este criminal acto de genocidio planetario produce una explosión que fue vista a ojos simples desde todos los lugares en los que la trama está teniendo lugar para ese punto, como si la historia no estuviese ocurriendo en una galaxia de millones de años luz de diámetro sino en un sistema tan pequeño como nuestro parroquial Sistema Solar interior.

  En este punto aparece "La Resistencia", ahora huérfana de "República" -porque lo que destruyeron fue eso, "la República y su flota", revelando con ello un complejo tinglado político-histórico que, sinceramente, necesitaba una mejor explicación, la cual sospecho nunca tendremos porque, como vimos, hablar de política es también, según los haters, parte de lo que hizo mala a las precuelas.

   ¿Y qué es La Resistencia? Hasta ahora, pues la misma rebelión que supuestamente había resultado triunfante luego de la Batalla de Endor al final del Episode VI. Y cuando digo la misma rebelión me refiero a que son los mismos oficiales (Leia, Ackbar y Nien Nunb, entre otros), con las mismas naves de segunda mano, los mismos radares y la misma costumbre de esconderse en un planeta silvestre en el cual, sin embargo, están a un tiro de distancia de la nueva arma que poseen los proponentes de un gobierno totalitario.

   ¿Qué deciden los héroes? Ahora, como en 1977, sólo les queda huir hacia adelante y atacar la súper arma en su punto débil, el cual una vez más implica hacerlo por una estrecha trinchera que requerirá, primero, desactivar los escudos protectores, misión ésta para la que se ofrecen Han Solo, Chewbacca y el desertor Finn y que otra vez será excusa para mostrar escenas que son un eco de todas las que a mitad de la película original toman lugar en la Estrella de la Muerte, cuando buscan rescatar a Leia. Tan parecidas son estas dos partes en ambas películas, que a los soldados que buscan a los infiltrados se los oye decir los mismos diálogos, tales como "parece que se dividieron en dos grupos" o "¿has visto el nuevo VT-17?" (en la original preguntan por el nuevo VT-16, por cierto). Y así hasta el apurado final.

   Y además del remake de la trama, hay constantes guiños nostálgico, intra y exo ficción empeñados en insistir que lo bueno es hacerlo todo como era en un principio. Por ejemplo, C-3PO es otra vez un robot hecho con piezas desiguales, en vez de la lustrosa pulitora que lució en Episode III. Ahora, para que no queden dudas, la pieza de otro modelo es un brazo en vez de una pierna, roja en vez de plateada y por si aún hay gente que no lo notó, el mismo 3PO comenta que tiene un brazo que no es propio... GIVE ME A BREAK!!

   En fin ¿me gustó? Me entretuvo y me hizo sentir conmovido en varios puntos, sobre todo del primer acto, pero no es ni remotamente lo que me esperaba. La historia es repetida, el universo ha sido drásticamente reducido (salvo por lo que respecta a la Fuerza y sus practicantes) y no hay ni un sólo elemento visual, sea vehículo, vestuario, maquillaje, ente biológico, robótico o mecánico que me parezca memorable, salvo por la persecución en Jakku a bordo del mítico carguero coreliano YT-1300 modificado (a.k.a. Millenium Falcon), así como la breve pelea de sables que sucede al final y que si bien es buena, está por debajo del nivel de lo visto en las precuelas (que es fantástico). Lo mismo a nivel auditivo. De hecho, ésta quizá sea la primera película con música de John Williams que no se siente tal.

   En fin, que la película pareciera haber sido hecha, como me dijo hoy un amigo, por un J.J. Abrams que leía los foros de Reddit y sentía la presión de los accionistas y ejecutivos de la corporación que ahora adueña todas las propiedades intelectuales que creara George Lucas entre 1973 y 2013. El resultado es una historia que no toma riesgos salvo, quizá, uno solo, dramático y que no voy a revelar porque no hace falta; pero en general se trata de una película con la que no buscaron innovar ni con los escenarios y que presentó a sus nuevos personajes haciendo casi lo mismo que hicieran los clásicos hace más de tres décadas. En fin, una película hecha para dejar tranquilos a los fanáticos de vieja data, despechados desde 1997.

   George Lucas, ya retirado, es un cineasta al que se nota que le fastidian escribir y dirigir, pero es un gran story-teller, un cuenta-cuentos apasionado, visionario y culto que supo amalgamar nuevas y viejas historias arquetipales en un resultado fantástico, pese a que los productos finales no siempre le quedaran bien acabados. Siento que el problema de esta nueva película es, precisamente, que ya no es de él, es una película de Disney que, como siempre ha acusado Hayao Miyazaki, no le gusta arriesgarse al llevar las historias hasta su última implicación, prefiriendo la zona de confort (la cita exacta se las debo).

Aquí queda resumido el punto
  Pero ojo, yo no soy anarquista, fascista ni comunista, no siento ningún odio por las grandes corporaciones del capitalismo postindustrial moderno... ¡Jamás! En más de un foro he dejado testimonio de que me gusta lo que ha hecho la empresa del ratón con, por ejemplo, Pixar Studios y el Universo Cinemático de Marvel, ni hablar de sus clásicos animados. De hecho, desde el 2014 he estado gozando con su nueva serie Star Wars Rebels, pese a que ésta está también muy plagada de nostalgia de una punta a la otra (se ambienta 4 años antes de la película original) y a que, para hacerla, decidieron cancelar la excitante Star Wars - The Clone Wars que había empezado Lucas en 2008 y que estaba lejos de acabar. No, no es que me moleste Disney como negocio que quiere lo mejor para sus accionistas, es que estaba confiado porque, pese a tratarse de un nuevo dueño, la nueva trilogía prometía estar atenida a las líneas argumentales originales que había dejado establecido Lucas al momento de la venta y que ya estaban esbozadas desde mediados de los '70s. Yo incluso había celebrado la polémica decisión de Disney, anunciada el 25 de abril de 2014, de hacerle borrón y cuenta nueva al denominado Expanded Universe (la colección de historias del universo Star Wars pero contadas por otros autores en incontables novelas, comics, juegos de rol, videojuegos, etc., de la que también estoy nutrido), con la intención de poder contar la historia original del tío George...  

   ..."confiado"... hasta que a mediados de este 2015 salió la noticia de que desde Bob Iger y hasta J.J. Abrams, no sólo habían desestimado a Lucas en su rol previamente-acordado de consejero, sino que también descartaron su propuesta de historia original (leer aquí, aquí, aquí y sobre todo aquí).

   Y se nota ¡vaya que se nota!

   Ayer viernes fui al estreno comercial con un viejo amigo de la infancia, de mi misma edad y con el que crecí viendo las películas originales; no es fanático como yo pero sí le gustan todas. Sin embargo, cuando ayer la película iba por la mitad, se volteó para decirme rápidamente "No me está gustando la vaina". Hoy, en cambio, fui a la premier para medios organizada por Disney Vzla. acompañado de mi mamá, no sólo por ser, como ya conté una vez, la persona que me llevó a los tres años de edad por primera vez al cine, casualmente a ver Episode V, sino porque es licenciada en Sociología con Maestría en Literatura Latinoamericana y PhD en Letras y de cuyo conocimiento me quería nutrir. Al salir, antes de yo poder decirle nada, me dijo sentenciosa "ésta no es una película de George Lucas, ésta es la típica película de Disney, se nota porque, buenas o malas [mi mamá no es fan de las precuelas, a las que considera innecesarias], en las seis películas de Lucas el conflicto central, la eterna lucha entre el bien y el mal, es un problema ético, mientras que en esta de hoy, esa lucha es un problema sentimental"... *BUM* ...no se diga más.

   Los fanáticos que abandonaron la saga en 2005 parecen estar volviendo y el público general luce contento, pero yo quedé indignado, no sólo por tratarse de un mero remake, sino porque ahora me consta -y siempre lo lamentaré- que esto ya no es la obra de George Lucas.

Star Wars: Episode VII - The Force Awakens quizá sea la mejor dirigida y, sobre todo, la mejor actuada de todas las siete películas de la saga (de verdad no tengo ninguna queja sobre las actuaciones salvo, quizá, la de Carrie Fisher), con algunos momentos memorables (grosso modo, casi todos del primer acto, el personaje de Kylo Ren, la pelea final entre éste, Finn y Rey, y el misterio del despertar de la fuerza y su división) pero, hasta ahora, me amerita la peor puntuación en mi escala personal de la IMDb: 6/10 :-(
(sí, todas las demás las tengo punteadas por encima de 8, incluyendo Episode I).

   Ahora, más que nunca, May the Force be with us all.

4 comentarios:

  1. Hay tantos fan service que uno se queda desorientado. El uso del poder mental con tan sólo unos minutos de descubrir la fuerza, el rayo de la nueva death star que se "divide" mágicamente para destruir varios planetas.
    Pero hay algo que me parecio medio desesperado y es el uso de diálogos excesivos para las escenas de humor, como si tratara de explicar el chiste a la audiencia.

    Me gustó a pesar de todo pero es por el componente nostálgico.

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  2. Wow, sí, lo que dijo tu mamá explica perfectamente lo que yo sentí y no supe expresar más que con "demasiado Disney y poco Lucas". Es obvio que mi primitivo conocimiento empírico no se puede comparar con la sabiduría de tu mamá. Por otro lado, me molestó sobremanera que la chica tuviera los poderes de forma innata. Me gusta todo el rollo del entrenamiento jedi, en cierta forma porque lo asocio con un autocontrol budista éticamente acertado y profundamente admirable.

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  3. A mí me decepcionó pero desde otro muy distinto punto de vista. De hecho, ni siquiera comparto la manera de entender star wars que tienen los fans que mencionas. A mí realmente star wars me vino a cautivar fue en las precuelas, y es porque profundizan en aspectos políticos y psicológicos bien fuertes, que a mi parecer son los que le vienen a otorgar verdadero significante a las primeras 3 películas, que sin ese background serían, para mi experiencia, lamentablemente solo unas películas de acción / ciencia ficción bien logradas en su momento, pero que, sin la precuela no me tocan ninguna fibra interior. Dicho esto, mi decepción está enmarcada, sobre la carencia de los factores psicológicos. Por lo que dieron a entender, la maldad de Ben me parece una maricada, su más grande tormento es que no iba a poder ser como el abuelo??? c'mon! o sea parece sacado de RBD, a ratos me lo imaginaba con la corbatica y el cuellito de la camisa para arriba, como si es que Anakin se levantó un día y dijo: me volveré malo, y luego, porque si, se volvió el mejor por practicar el deporte, entonces el trauma es yo quiero hacer lo mismo que él, ignorando por supuesto lo que él tuvo que pasar, y además quiero superarlo, qué falta de contenido, qué maricada. Tampoco hay respeto ya por el significado de la relación maestro-discípulo, ni por el manejo de la fuerza, aparentemente solo toma ser hijo de:"_" para usarla y ya, porque la caraja esa de repente ya la supo usar, y mejor que el bobito este malo que había sido entrenado por maestros, y es solo porque hija de alguien va a terminar siendo, !entonces de qué carajo sirve el entrenamiento Jedi??? si solo basta con que seas hijo de alguien??? es que ni el elegido, que era Anakin, tenía tal dominio de la fuerza sin entrenamiento, se llevan por delante el misticismo y la importancia de la orden de los Jedi, y en el inmediatismo de hacer heroína a la tipa esta, igualan sus habilidades a las de un Jedi consagrado. Después de esta película uno se va con la sensación de que los Jedi no son una orden, son más bien como un club de apoyo, al que te unes después que ya tienes desarrolladas tus habilidades mutantes, pisoteemos la importancia de Yoda y de Obi-Wan. Y no me hagan empezar sobre el jugo argumentativo que no le sacan al régimen totalitario... Qué decepción esta saga. Hubiese sido más fácil y menos vergonzoso que dijeran que la película esta iba a ser un remake de la primera, y no una saga, porque ciertamente lo que hicieron fue repetir la primera película. Le quitaron a Star Wars todo lo que me atrajo, quédense con sus vacíos de contenido y sus efectos especiales, porque para ver star wars hay que verla global y entender todo su universo, jódanse aquellos que piden no ser nostálgicos, no se puede ver una película como separada y aislada y juzgarla separada y aisladamente, todas las trilogías conforman el mismo hilo argumentativo, y en base a ello deberían trabajar.

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