lunes, 17 de agosto de 2020

Elecciones americanas 2020, pt. 3

    Este capítulo salió publicado el lunes 17 de agosto de 2020 por mi podcast Perípatos (que también pueden escuchar por Spotify) y en él continúo la cobertura sobre las elecciones presidenciales americanas, al tiempo que me valdré de ello para ir explicando poco a poco la historia, las características y las instituciones del sistema político de los Estados Unidos.

Hoy continuaré con la cobertura de las elecciones en los EEUU mientras  elaboro sobre su sistema político. Pero antes de empezar quisiera incluir una fe de erratas a los dos capítulos anteriores, en donde cometí par de errores que afortunadamente no alteraron en lo absoluto la validez de lo dicho entonces, pero que igual pueden producir confusiones.

La primera corresponde al minuto 23:08 del segundo capítulo de esta temporada -y primero de la serie sobre los EEUU- en donde dije que hasta donde yo estaba enterado, el estrega electoral Steve Schmidt, quien en 2008 fuera el jefe de campaña de John McCain y quien rompiera con su partido en julio de 2018, no formaba parte del Lincoln Project. Investigando para el capítulo de hoy, me topé con que no sólo forma parte de éste, sino que fue uno de sus cuatro principales fundadores.

La siguiente corrección se la debo a mi estimado exalumno, fiel escucha y ahora también mecenas, Pedro Acevedo, quien me hizo saber que el exsecretario de Estado de Kansas, Kris Kobach, a quien en el minuto 31:46 del capítulo anterior identifiqué como actual candidato a Senador por el mencionado estado, en realidad ya no lo era, ya que, para el momento en que grabé el episodio, había ocurrido la elección primaria republicana y Kobach la había perdido, algo que se me escapó revisar durante la edición final del guión.

Recuerden que ustedes también pueden ser mecenas, colaboradores y comentaristas de Perípatos escribiéndome por cualquiera de mis tres redes sociales: eco23 en Facebook y Twitter y s.cova por Instagram.

Sin más preámbulos, empecemos de una con las encuestas de la semana.

1.- Los números

            1.1.- Revisión estado por estados:

            Luego de 7 días la situación es, a la mañana de hoy lunes, 17 de agosto, prácticamente la misma de la semana pasada, con la única diferencia de que ambas candidaturas subieron ligeramente en votos electorales, Trump de 150 a 165 y Biden de 372 a 373, todo esto porque Georgia (16 electores), que hace una semana estaba empatada, ahora se inclina ligeramente a favor de Biden, al tiempo que North Carolina y sus 15 electores, que antes estuvo inclinada hacia Biden, ahora lo está hacia Trump.

            1.2.- La situación nacional según Georgetown:

Adicional al recuento, siento que vale la pena mencionar un estudio independiente o, mejor dicho “bipartidista”, realizado por el Instituto de Políticas y Servicio Público de la prestigiosa Universidad de Georgetown, en Washington D.C., encargada a dos reconocidos y respetados encuestadores, Ed Goeas republicano, y Celinda Lake, demócrata. Pueden acceder libremente a la página web del Instituto para leer el comunicado de prensa con la ficha técnica y los análisis en politics.georgetown.edu/battleground-poll/august-2020.

            En resumen, a nivel nacional Biden aventaja a Trump, 53% a 40% y si bien ya he dicho que, dada la existencia del Colegio Electoral, no me gusta utilizar como indicadores encuestas que no estén hechas a nivel estadal, esta es interesante porque revela varios detalles cuando desglosan las muchas categorías. La más impactante es la siguiente: la última vez que Georgetown realizó esta encuesta, en octubre del 2019, entre los votantes blancos clase media, Trump le ganaba a cualquier demócrata por 9 pts., ahora Biden aventaja a Trump por 8 puntos ¡Un giro de 17 pts. porcentuales!. Y cuando los encuestadores preguntaron en quién confiaban más para resolver varios problemas, Biden le ganó a Trump en asuntos raciales por 23%, CoViD-19 (18%), sistema de salud (18%), inmigración (17%), relaciones internacionales (15%), impuestos (4%), empleo (4%) y la economía (2%). Añado yo que cuando los votantes están confiando más en los demócratas que en los republicanos en el tema de los impuestos, algo raro está pasando. Y por “raro” quiero decir “malo”.

            1.3.- Comparando recaudaciones y gastos:

Otra forma de ver el estado de la carrera electoral, si bien es muy indirecta pero resulta igualmente interesante y reveladora, es observar la evolución de las recaudaciones y, subsecuentemente, el poder de gasto de los respectivos comandos de campaña. Pese a que tanto la de Trump como la de Biden tienen más o menos el mismo monto reunido -con algunos meses Trump recaudando más que Biden y viceverca-, en los llamados SuperPAC (donde “PAC” significa Political Action Comitee), que grosso modo vendrían siendo grupos de entusiastas afines a las candidaturas, pero totalmente independientes de ellas y siguiendo sus propios lineamientos, los demócratas están superando a los republicanos en una proporción de 3:1. Les comento que desde que me dedico a estudiar y seguir de cerca la política americana como algo más que una lectura ocasional, esta es la segunda vez que veo al partido Republicano, desde siempre el partido de la clase empresarial, recaudar menos dinero que su rival histórico, más vinculado a los sindicatos, los intelectuales y los estudiantes o jóvenes profesionales (la vez anterior fue la elección de 2008, en la que Barack Obama le ganó a John McCain por cerca de 8 pts.).

Tema de la semana: Kamala Harris

2.1.- Recapitulando

Al final del capítulo anterior hice un breve inciso para resumir que la inminente escogencia de compañera de fórmula para Biden estaba entre un puñado de opciones, todas femeninas y que, según los periodistas especializados, era casi imposible ya que las opciones no fueran otras que la embajadora Susan Rice y la Senadora Kamala Harris (D-CA).

En el minuto 36:40 de dicho episodio, me atreví a hacer un pronóstico, a toda carrera y sin mayor análisis, a favor de la embajadora Rice, quien tiene amplia experiencia tanto en el sector privado como el público, donde sus más altos laureles son haber sido embajadora de los EEUU ante la ONU y luego, Asesora Nacional de Seguridad, ambos cargos durante la administración Obama. Pero el principal ítem por el cual creí a Biden inclinado por ella es el de que, según todos los analistas, Biden le había revelado a su equipo que su principal objetivo era una compañera con la que pudiera entablar una relación profesional tan armónica y cohesionada como la que él tuvo durante 8 años con el Presidente Obama. Según múltiples fuentes, Rice y él se tienen bastante confianza, por lo que pensé que la escogería a ella.

Al mismo tiempo, fue público y notorio que, durante las primarias demócratas, Kamala Harris había atacado inclemente a Joe Biden por haber argüido como una ventaja a su favor, la capacidad que tuvo para trabajar en equipo y de forma caballeresca con viejos y connotados segregacionistas blancos durante sus primeros años en el Senado, a comienzos de los ‘70s, cuando muchos -si no todos- de los legisladores demócratas provenientes del Sur, aún para entonces base fundamental del partido, eran de la vieja casta de populistas racistas que abogaban y defendían una estricta separación de las razas. En aquellos debates, Biden se defendió mal, no supo justificarse bien y todos los medios sólo reseñaron que Harris, californiana y de la nueva generación de políticos formados en la llamada “cultura de la cancelación”, lo había hecho trizas exponiendo sus incoherencias. Sin embargo, la campaña de Harris se desinfló muy rápido en las encuestas y en diciembre del ’19, se retiró cuando al declarse insolvente.

2.1.- ¿Quién es Kamala Harris?

El curriculum de la ahora candidata a Vice-Presidente lleva varios días siendo detallado por todos los canales y portales de noticia del mundo, por lo que me limitaré a resumir lo más importante para el análisis, dejándoles la recomendación de que vean la nota de prensa de la BBC de Londres para tener mayores detalles.

Kamala Harris nació en octubre de 1964 en Oakland y se crió en Berkeley, ciudades ambas en la bahía de San Francisco, segunda conurbación más grande de California y quizá las más liberal del país. Es hija mayor de un matrimonio de inmigrantes donde el padre era jamaiquino e india la madre (india, no indígena, es decir, del país llamado India). Luego del colegio, Harris estudió Ciencias Políticas (lo que la convierte en mi colega) y Economía en la Universidad de Howard, en Washington D.C., una históricamente importante “universidad negra”, de las instituciones creadas durante el período que siguió a la Guerra Civil para luego estudiar Derecho en la Universidad de California-Hastings (esto porque, en los EEUU, Derecho, junto con Medicina, sólo se puede estudiar cuando ya se ha obtenido título en otra área).

De 1990 en adelante, la casi totalidad de la carrera de Harris ha sido en el sistema judicial, desde ser asistente del fiscal de distrito de la ciudad de San Francisco, hasta Fiscal General, primero de la ciudad y luego del Estado de California, cargos estos dos últimos que, en el afamado Golden State, son de elección popular, es decir, que se accede a ellos solo por el voto directo, universal y secreto de sus ciudadanos. Finalmente, en 2016 fue electa Senadora al Congreso por su Estado, valiéndose de esa plataforma para lanzar una fallida candidatura presidencial el pasado 2019.

2.2.- ¿Por qué kamala Harris?

A la hora de escoger compañero (o compañera) de fórmula, los candidatos presidenciales suelen buscar, además de alguien que comparta sus ideas y visión del mundo, uno de los siguientes beneficios, que no son mutuamente excluyentes sino que, de hecho, muchas veces se pretenden varios a la vez:

·         En principio, alguien que esté listo para asumir la máxima magistratura en caso de “emergencia”, al menos a los ojos de los votantes.

·         Alguien que sea un gran apoyo, buen consejero y que se relacione bien con todo el mundo.

·         Quizá lo más importante, alguien que ofrezca, sobre todo desde la óptica de la gran coalición de votantes del partido en cuestión, un “balance” en el ticket presidencial.

Empezaré el análisis por este último concepto. Por “balance”, los estrategas y los medios suelen referirse a alguien que reduzca o equilibre las áreas en las que el candidato presidencial luzca débil o susceptible. Por ejemplo, cuando el aspirante a Presidente era del norte, solían buscar emparejarse con alguien del Sur (caso Kennedy/Johnson en 1960), o si es del “ala extremista” del partido (o la que la gente perciba como tal), entonces se empareja con alguien del “ala moderada” o vice-versa, como fueron los casos de Reagan/Bush padre en 1980 y de Johnson/Humphrey en 1964, respectivamente. Otras veces lo que se busca balancear es la percebida inexperiencia y juventud de un candidato (caso Obama/Biden en 2008).

            A veces no se busca tanto “equilibrar” una candidatura sino simplemente incorporar algo novedoso que excite a la base, caso Walter Mondale en 1984, cuando frente a un Ronald Reagan que lo avasallaba en carisma y popularidad, escogió a la Representante (D-NY) Geraldine Ferraro, para ser la primera mujer en un ticket de algún partido grande, algo que repetiría luego John McCain en 2008, cuando lo acosaba la abrupta caída de popularidad del partido de gobierno, durante la Gran Recesión ¡su partido!

            De vuelta al presente, se me ocurre que la idea de hacer llave con una mujer se la propusiera el comando de Biden para reivindicar al partido por la derrota de 2016, cuando habían competido con Hillary Clinton, quien fuera derrotada por este famoso mujeriego, dueño del concurso Miss Universo y de quien se han filtrado grabaciones hablando de lo fácil que es para un famoso agarrar a las mujeres “by the pussy” sin que nadie se lo recrimine.

            Si esta mujer es además, negra, es punto adicional en un año de tensión en las relaciones raciales. Si además de negra es hija de inmigrantes, aporta otro punto en una competencia donde el titular o “incumbent” (esta palabra se refiere al candidato que ya ocupa el cargo y persigue su reelección) se apoya en una plataforma nacionalista abiertamente xenófoba. Si además una de sus raíces es precisamente de un continente que actualmente aporta el mayor crecimiento demográfico en el país -los asiáticos-, pues otro punto más… ¡Y así!

            Volviendo a los dos primeras prioridades, es cierto que Biden fue atacado por Harris durante las primarias, pero no parece guardarle ningún rencor por eso, seguramente por el hecho de que, al final, fue la candidatura de ella la que terminara muriendo mientras la de él triunfaba, siendo esto suficiente justicia para el veterano político de Delaware, quien ya no tiene edad para rencores necios. Lo cual me lleva al otro punto de importancia capital, quizá el más importante de todos: la edad.

            Biden cumplirá 78 años 12 días después de la elección. De ganar, a la hora de jurar el cargo sería el Presidente más anciano de toda la historia del país, por lo que temer que muera antes de completar el período o que esté muy mayor para un eventual segundo, prefiriendo retirarse luego de 4 años -como efectivamente ya había hecho- es bastante verosímil y no tiene nada de pesimista ni de agorero, de ahí entonces que la escogencia de alguien “joven” y enérgico tenía prioridad. Harris, con sus 55 años y con su amplia y connotada carrera de servicio público, primero como fiscal acusadora y luego como senadora, tranquilizaba en ese frente de una forma en que no lo hace, por ejemplo, Elizabeth Warren, quien ya tiene 71, o Susan Rice, quien aunque también tiene 55 como Harris, nunca ha sido electa para un cargo, por lo que carece del debido entrenamiento electoral.

            2.3.- ¿Qué esperar de Kamala Harris?:

            A los 20 min. de anunciada la escogencia, el Presidente Trump tuiteó un video en el que tildaba a la senadora de ser parte de la “extrema izquierda de los demócratas”, pero nada más alejado de la realidad, veamos. Pese a que Harris sí apoyó algunas de las causas más estimadas por los sectores liberales, como una profunda reforma del sistema de salud comúnmente llamado “Obamacare”, lo cierto es que nunca entusiasmó al ala izquierda, quienes le reprochaban -y aún reprochan- que durante sus años al frente de la fiscalía, primero de San Francisco y luego de California, logró incrementar bárbaramente la tasa de condenas en las que, tristemente, la gran mayoría fueron personas de color.

Lo anterior, que definitivamente es plomo en el ala en un año en el que algunos dentro de su propio partido han clamado por la eliminación de las policías es, sin embargo, una credencial que le permite a la dupla Biden/Harris responder a cualquier alegato del bando trumpista de ser los únicos partidarios de la ley y el orden. Tan es así, que en 2011, cuando la primera candidatura de Harris a la fiscalía estadal, Trump y su hija le donaron dinero a su campaña y de nuevo en 2013, cuando se postuló a la reelección.

2.4.- ¿Posible rol en un eventual gobierno de Biden?

Muchos se han preguntado, sobre todo acá en Venezuela, donde todo lo medimos y juzgamos con criterios basados exclusivamente en nuestra experiencia reciente y con patológica dependencia al chavismo y su continuidad en el poder, qué tipo de influencia podría tener Harris en un eventual nuevo gobierno o, incluso, como le escuché a una periodista española en NY que entrevistaron por radio la semana pasada, qué posibilidades hay de que la intención de Biden sea renunciar luego de unos meses, para dejarle el gobierno a Harris.

Esto último lo descarto por completo. Biden sólo renunciaría si algún mal lo afectara al punto de la incapacitación física o mental. No por ser Biden, ni por ser demócrata, ni por ser gringo, simplemente porque eso no lo hace nadie en ninguna parte y cuando ha ocurrido algo parecido, por ejemplo, Tony Blair en las elecciones de 2005 y su renuncia en 2007, o supuestamente hará Angela Merkel el año que viene, fue -y será- primero, en el marco de sistemas parlamentarios, y como promesa electoral, hecha pública desde el comienzo y pensada para calmar las presiones internas del partido y/o para entusiasmar a los votantes. De hacer eso a lo loco, en un sistema presidencial como el americano, Biden estaría hiriendo de gravedad la legitimidad de origen de Harris, quien entonces nunca podría quitarse de encima el estigma de haber ascendido a la presidencia producto de una triquiñuela barata hecha por un viejo chocho.

¿Qué pasa si volteamos el sentido de esta pregunta para verlo al revés? ¿Será que Biden escogió a Harris sólo como un efecto electoralista para luego cambiarla una vez electos -if so-? Imposible, porque los Vice-Presidentes NO  son de libre nombramiento y remoción por parte del jefe del Ejecutivo. De ser así, no serían compañeros de campaña sino que los presidentes los escogerían después de electos, no antes, como de hecho hacen los Jefes de Estados franceses con sus jefes de gobierno, los primeros ministros.

2.5.- El valor de la Vice-Presidencia

Muchas de estas dudas nacen porque bastante gente, incluso en los EEUU,  desconoce que, en el fondo, el cargo de Vice-Presidente contiene muy poco poder, formal y real. En la Constitución sólo se le atribuye un rol y es prácticamente ceremonial, que es Presidir las sesiones del Senado y votar doble en caso de empate ¡pero NO es un legislador y no forma parte de ninguna deliberación! También preside el Colegio Electoral cuando cuenta los votos presidenciales, pero ahí tampoco puede influir ni hacer nada para cambiar el resultado, lo mismo cuando preside las sesiones del Congreso durante el impeachment de algún miembro del gabinete ejecutivo.

La única verdadera función originaria del Vice-Presidencia es la de estar sentado en el banquillo, atento por si el Presidente se muere, se incapacita o lo juzga el Senado.

Con todo y que desde los años ‘70s para acá, por ley y estatutos administrativos, le han atribuido incrementalmente funciones formales en las que sirve de apoyo al Presidente, todo eso siempre procede única y exclusivamente si el habitante de la Casa Blanca quiere cederle funciones, de lo contrario, sólo cumple un rol casi que contemplativo. Tan es así, que en la historia ha ocurrido más de una vez, sobre todo en el s. XIX y hasta la Segunda Guerra Mundial o incluso un poco después, que el Presidente y el Vice-Presidente no se aprecian mutuamente, llegando en una oportunidad, Calvin Coolidge y Charles Dawes, de 1925-1929, al extremo de enemistarse y no hablarse el uno al otro, llegando el Presidente a considerar al Vice-Presidente como un rival al que le declaró la guerra hasta después de terminado su mandato.

La valoración definitiva del cargo quizá la dio hace 80 años John Nance Garner, conocido como “Cactus Jack” y quien fuere el compañero de fórmula de Franklin Roosevelt durante los dos primeros de sus cuatro períodos, de 1933 a 1941. Para Garner, la Vice-Presindecia "not worth a bucket of warm piss" (no vale una cubeta de orina tibia) y por más que hoy en día de los Vice-Presidentes se espera más, lo cierto es que, muy en el fondo, y como bien parodia la exitosa serie de HBO, el puesto sigue valiendo lo mismo.

3.- Cierre y despedida

Esto ha sido todo por hoy, pero al igual que en la vez pasada, no quiero despedirme sin antes hacer un breve inciso, necesario para no dejar nada por fuera.

Hacia el final del capítulo anterior, concretamente en el minuto 29:29, cuando comentaba sobre los factores que podían incidir en las elecciones de realizarse éstas por correo en una escala nunca vista, dije -y me cito- “No voy a acusar a nadie pero sí creo que eso no es necesariamente casual”, cuando me refería a que Louis DeJoy, el Postmaster General -es decir, el Director General del servicio postal público- un importante donante de la campaña de Trump, así como accionista y ex-Presidente de una compañía que presta actualmente servicios al instituto que él ahora preside, estaba tomando decisiones que podrían repercutir negativamente en la capacidad de contar todos los votos enviados por correo.

Pues bien, lo que entonces fue una simple deducción tímidamente expresada y acompañada de advertencias sobre cómo no era correcto asumir intenciones de lo que podrían ser meras coincidencias, esta semana ya es un hecho fáctico y confesado por el mismísimo Trump. No sólo se ha revelado que DeJoy está ahí para prácticamente volver insignificante al Servicio Postal de los Estados Unidos, sino que el mismo Trump dijo el jueves pasado, durante una entrevista con la periodista Maria Bartiromo, de Fox News, que vetaría una asignación de fondos del Congreso al Servicio Postal porque “no le dará dinero para que maneje los votos”.

Lo más cínico del asunto es que Trump dio esas declaraciones el mismo día que solicitó al Estado de Florida su boleta electoral postal para poder votar por correo ¡El mismo día! (literalmente).

Este tema, y no el de las órdenes ejecutivas del sábado 8 de agosto, fue el que dominó los titulares del ciclo noticioso semanal,  por lo que habrá que seguirlo de cerca y, eventualmente, dedicarle otro capítulo.

Otro dato importante es que hoy inicia la Convención Nacional Demócrata en la ciudad de Milwaukee, Wisconsin. Originalmente planificada para el mes de julio, fue movida para agosto y será básicamente virtual, por los motivos de todos conocidos. Pero lo dejo hasta aquí y solo los invito a ver los mejores discursos estas cuatro noches.

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¡Hasta la próxima!

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