miércoles, 8 de agosto de 2012

Bane y la Rebelión Popular (de 1814): 2° parte de mi reseña sobre "The Dark Knight Rises" (Nolan, 2012)


   Como había prometido la semana pasada -y a petición de varios comentaristas- aquí les traigo mi segunda y última reseña sobre la tercera película de Batman hecha por Christopher Nolan:

*SPOILERS AHEAD* *SPOILERS AHEAD* *SPOILERS AHEAD*
[lo que sigue contiene información que te puede dañar la trama]

   Como arranqué diciendo en la primera parte, creo que el problema con que de entrada se enfrenta uno en The Dark Knight Rises es la desmesurada cantidad de expectativas que traíamos desde el año 2008, cuando la excelentísima The Dark Knight hizo que hasta la Academia de Hollywood cambiara sus reglas de nominación para los Oscars.


   ¿Qué podíamos esperar ahora, cuando la vara había sido puesta tan alta? Si segundas partes nunca fueron buenas salvo por contadísimas excepciones (y eso dependiendo de a quién le pregunten), una tercera parte lo tiene poco menos que imposible. Como parezco estar anunciando, efectivamente esta última entrega me dejó insatisfecho, pese a que cuando la voy repensando por pedazos, noto que son tantas las cosas que me gustaron que termino por concluir que el problema radicó más con la integración armoniosa de las partes que con la calidad aislada de cada una de ellas. Déjenme desmenuzarla entonces:

1.- Me gusta el fondo con el que arranca la película: las acciones cometidas por la troika Batman, Gordon y Dent en la entrega anterior lograron rendir sus frutos y la ciudad parece no necesitar más a su excéntrico vigilante. Me gustó también el que esto está parcialmente logrado sobre la base de una mentira blanca que, en el fondo, a nadie importar realmente, pese a lo que ese hecho atormenta éticamente a Gordon, lo cual narrativamente sirve sólo para colaborar en gestar el drama final. En cuanto al retiro de Batman por innecesario: tiene lógica, pero la crisis misántropa de Bruce Wayne no la tiene mucha y me parece que quedó forzada (volveré sobre esto más adelante)

2.- Me gustó Bane: desde su primera aparición es la máquina asesina y el caudillo criminal que pretendió el comic original en que fue presentado, Knightfall, allá por 1993, cuando fue introducido como el anti-Batman: su igual pero en negativo. Me gustó también que esta película rindiera honor a Batman Begins al vincular a Bane con la League of Shadows. Era imposible que una organización de la magnitud que pretendía la primera película se fuera a dejar joder por un primer tropiezo. Sin embargo, y como dije en mi primera reseña, este hecho presenta el inconveniente menor de hacer depender mucho la narración de la actual historia con una anterior que está, para más colmo, a una película de por medio. Lo único flojo que le hallé a esta representación de Bane es que al final, tal y como sucedió con la horrorosa adaptación Schumacher de 1997 (Batman & Robin), Bane termina aquí otra vez actuando, en buena medida, bajo las directrices de una mujer, antes que por iniciativa propia. Es mi opinión que esto le resta fuerza al personaje. Muchos se han quejado de que el fin de Bane fue inmerecidamente anticlimático y/o para nada coherente con las implicaciones que de él se habían fijado; incluso buenos amigos cinéfilo me han dicho que su deceso les pareció un burdo Deus Ex Machina. Disiento, no sólo porque argumentalmente no lo sentí un “final mágico” sino que, por gustos intelectuales, me encanta ver a estos indetenibles y, sobre todo, ensoberbecidos genios del mal fulminados por el más azaroso de los imprevistos, tal y como le pasó a Atila, Al Capone y otros “azotes de Dios” de la Historia.

3.- Me gusta el thriller corporativo que tiene lugar en el primer cuarto de la película pero lamento que esté tan poco desarrollada como para que uno lo olvide con facilidad, sin preocupación alguna y sin ni siquiera recordar el nombre del rival de Wayne en la junta directiva, ni entienda por qué hacía éste lo que hacía. Al final todo es parte del plan de la Liga, es cierto, pero estos componentes enredan más que ayudan y eso es lamentable, porque tenían la fuerza para ser una trama por sí misma, más aún con el elemento de crítica socio-económica que presenta la trama (más adelante también ahondaré sobre esto).

4.- Me gustó Selina Kyle/The Cat (como se la llamó originalmente, antes de pasar a ser conocida como Catwoman), con su típica ambigüedad basculante entre ladrona de alto nivel y justiciera social -cuando no simple jodona por las puras ganas de joder- y creo que ella sola ya era material como para una sola película o, cuando menos, para ser la segunda cabeza criminal en una trama con menor trascendencia épica: y es que los peos en los que termina metida Ciudad Gótica le restan importancia a lo que una ladrona de joyas con resentimientos de clase haga o deje de hacer. Ella quedaba bien con la intriga corporativa del comienzo, pero luego se va haciendo menos y menos importante dado lo que se va sucediendo a su alrededor. Por cierto, honor especial a la excelente escena en que Selina es atrapada en el aeropuerto tratando de huir de la ciudad e insistiendo que de lo que viene nadie podrá salvarse; lo cual me lleva a que también…

5.- Me gustó el contenido sociopolítico de la trama, reminiscente para nosotros los venezolanos de nuestra propia rebelión Popular de hace 2 siglos, en la que Boves -un personaje no muy distinto a Bane, no sólo en nombre, sino en formación y procederes- desató un improvisado plan que, para reducirlo a pocas palabras, parecía ser la pura y simple destrucción de todo lo existente por el simple hecho de que nada en esta Tierra vale la pena salvarlo, dado lo podrido que está. Lástima que, pese a un buen comienzo, esta “agenda social” revanchista se termina convirtiendo en un rocambolezco "plan macabro", tan típico del género comic, y que al final es resuelto con plena satisfacción por los héroes, sin mayores consecuencias aparentes, en una serie de escenas que bien pueden recibir el descalificativo mote de “clichés”, por más técnicamente logradas que estén. Yo hubiese preferido extenderme sobre la degradación social de una comunidad sometida a la confrontación directa de sus propias contradicciones e inequidades, que a la usual pesadilla anarco-punk que tanto ha poblado el cine desde finales de los '70s y que en realidad no abarca las verdaderas implicaciones de lo que significa la pérdida del orden constituido. Es falso que los pobres y marginados de Gotham, por mayor resentimiento que tuviesen acumulado, se hubiesen alegrado con lo que pasó en el momento en que Bane y la Liga tomaron control absoluto.

6.- Finalmente, yo hubiese preferido que Nolan matara al Hombre Murciélago y dejara a Robin como el eventual sucesor para casos de emergencia en un futuro cercano. Lo cual a su vez reforzaría la idea presente desde la primera película sobre Batman siendo un símbolo antes que una persona concreta.

   Insisto con que todas estas partes eran buenas y prometedoras por sí mismas, pero que fallaron al tratar de combinarse harmoniosamente.

   Un par de cosa más, pero ahora abiertamente negativas: primero, que el macabro plan de Talia, Bane y la Liga tiene, cinematográficamente hablando, muy poca diferencia del caos que generó el Joker a todo lo largo de la película anterior. Segundo, el total y completo desconocimiento que impuso Nolan a la sola mención del nombre de este último personaje, "Joker" -según, como medida de respeto a la memoria de Heath Ledger- creo que le hacen flaco favor justamente a quien buscaban honrar, así como a la trama de esta película. El Guasón, como lo hemos llamado durante décadas en Hispanoamérica, había desatado tal infierno en The Dark Knight, que hacer como si nunca hubiese existido parece ridículo. De hecho y por el recuerdo de tal caos, quizá lo que esta trama necesitaba era un plan más sutil, menos espectacular pero de mayor impacto en el largo plazo, tal y como era el plan original de Ra's al Ghul en Batman Begins: podrir a la ciudad lentamente, no volarla en pedazos. Esto quizá hubiese sido cinematográficamente menos atractivo -sobre todo para las masas ávidas de la acción que una película de Batman promete- pero posiblemente un mejor final para una genial saga.

   La única parte que no me gustó por ninguno de los lados que me lo planteen es el exilio de Wayne/Batman a la prisión india a donde lo llevó Bane y en donde se supone que tenía que ser torturado hasta la muerte, pero que terminó sirviendo más bien como una terapia de rehabilitación física y psicológica. Para mí la película iba funcionando bien -aunque a un ritmo quizá un poco apresurado…  ¡Quizá!- hasta la fabulosa pelea de Batman y Bane en las alcantarillas. A partir de ahí comienza a ser otra película que no se amalgama bien con la que se proyectó hasta ese punto. De hecho, toda la trama inicial de Batman retirado por depresión e incapacidad física hubiese quedado mejor a esta altura que al principio, pese a que reconozco que toda las secuencias de su retorno a las calles con motivo del robo a la casa de bolsa fue una de las partes que más me gustó de la película (aunque fácil lo hubiese sacrificado en pos de una narración mejor estructurada).

   Por todo lo anterior vuelvo a la conclusión de mi primera reseña: quizá el problema de fondo se halla en el empeño de los realizadores en querer contar toda la historia de una saga tan rica como la de Batman, con sus 70 años de historia continua, en sólo tres películas; error injustificado en una época en la que obras como Harry Potter (y ahora la saga Marvel) demostraron que se le puede pedir más fidelidad al público durante varias entregas, manteniendo la calidad y una estricta continuidad.


*Publicado por primera vez en mi Facebook, el 4 de agosto del '12

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