lunes, 9 de noviembre de 2020

Elecciones americanas 2020, pt. 13

Este capítulo salió publicado el lunes 19 de octubre de 2020 por mi podcast Perípatos (que también pueden escuchar por Spotify) y en él continúo la cobertura sobre las elecciones presidenciales americanas, al tiempo que me valdré de ello para ir explicando poco a poco la historia, las características y las instituciones del sistema político de los Estados Unidos.


1.- Encuestas y mapas

   Empezando por una revisión al último mes en el promedio general de encuestas nacionales de RealClearPolitics, desde el 3 de octubre y hasta el día de hoy, 2 de noviembre, vemos que la diferencia entre los candidatos ha variado entre un máximo de 10,3 pts. el pasado 11 de octubre y un mínimo de 6,5 pts. al día de hoy a favor de Biden, pero aunque la diferencia se ha estrechado, Biden se ha mantenido entre 50 y 52 por ciento durante todo este mes, mientras que Trump se ha mantenido alrededor de 42%. Para estas alturas de 2016, las encuestas le daban a Clinton una ventaja de solo 3%.

   En FiveThirtyEigh, la situación es mejor para Biden porque el promedio de esa página es ponderado, sin embargo, siendo cónsono con lo que vengo diciendo desde el primer capítulo de esta miniserie, lo importante es ver el promedio de encuestas por estado, para sumar entonces el total de votos electorales.

   En Electoral-Vote hay muchas más encuestas estadales de las que había para este mismo punto de la contienda anterior y aunque la diferencia en los proemdios ponderados se ha estrechado en muchos de los estados claves, aún los sigue liderando Biden, para acumular, la noche antes de Election Day, un total de 368 votos contra 170 para Trump.

   La pregunta del millón de dólares es “¿Qué tan confiable son todas estas predicciones? Total, ya se equivocaron la vez anterior” y la respuesta que daré es la misma que he dado desde hace meses: las encuestas no se equivocaron, la derrota de Clinton en los estados de Michigan, Pennsylvania y Wisconsin estuvieron dentro del margen de error y esta vez la ventaja de Biden es superior a dicho margen. Además, Biden cuenta con varios estados adicionales para combinarlos a su favor, como Arizona, Georgia, Iowa, Nevada y North Carolina, estados en los que Clinton aparecía perdiendo hace 4 años.

   Es por esto que el modelo probabilístico de FiveThirtyEight -que coincide con otros muchos, como el de la revista The Economist, le dan a Trump sólo el 10% de probabilidades de ganar: porque necesita muchos estados dentro del margen de error a su favor, más de los 3 de la otra vez, lo cual es más difícil de que ocurra. Véanlo así: es el equivalente a decir “si se alinean los planetas”. Los planetas efectivamente se alinean cada tanto, pero es tan raro, que las probabilidades de conseguir lo que queremos con dicha alineación, se reduce drásticamente.

   Además -y con esto cierro esta sección introductoria- en las elecciones de 2016 hubo dos candidatos extras que, sumados, se llevaron más del 4% de los votos, lo cual es clave cuando la diferencia entre los dos principales está dentro de ese mismo margen. Este año los candidatos de terceros partidos no figuran por ningún lado, por lo que su efecto estadístico es despreciable, menos aun cuando la diferencia se aproxima a los 10 pts. porcentuales.

   Y si además ya ha votado un gentío, menos aún importa el cambio en la tendencia de las encuestas este fin de semana, algo de lo que hablaré al regreso en la siguiente sección.

2.- Voto temprano

   Recomiendo buscar papel y lápiz para anotar lo que voy a decir a continuación: para hoy lunes, 2 de noviembre, faltando menos de 12h para Election Day, ya han votado 96.070.035 personas, de las cuales 35.333.768 lo han hecho en persona mientras que 60.736.267 prefirieron hacerlo por correo.

   En el estado pendular de Florida, unas 8.974.896 personas han votado ya, lo que equivale a un 63,8% de los votantes registrados en dicho estado.

   En otro estado que desde 1952 había sido sólidamente republicano pero que este año se volvió pendular, Arizona, ya han votado 2.302.756 personas, de las cuales 879.178 (38.2%) están registradas como demócratas, 836.123 (36.3%) como republicanas y 587.455 (25.5%) como independientes o de otro partido.

   Mientras tanto, en un estado que históricamente fue muy conservador, pero que ha estado pendulando desde 2008, North Carolina, ya han votado 4.550.963 personas, de las cuales 1.701.366(37,4%) están registradas como Demócratas, 1.443.822 (31,7%) como Republicanas, 24.603(0.5%) como de un tercer partido y 1.381.172 (30,3%) como independientes.

   ¡Ojo! al mencionar los partidos en los estados que reportan la participación por filiación política (algo que no todos hacen), no estoy dando exit polls ni mucho menos anunciando resultados, sino sólo el grado de participación.

   Si uno asume que más de 90% de los que se identifican por un partido o por otro, se mantienen fieles a la línea de estos, uno puede irse dando ya una idea del escenario y clima actual, aunque el gran misterio sigue siendo “¿Por quiénes votarán los registrados como independientes?” En eso, mejor no especular.

3.- ¿Qué puede salir mal?

   El portal de noticias Politico (ese es su nombre) ha compilado una lista las cosas que pueden generar caos a partir de mañana, cuyo título es A Day-by-Day Guide to What Could Happen if This Election Goes Bad, es bastante largo, pero les haré un resumen, no sin antes recordarles que el sistema electoral americano es el más descentralizado del mundo, regido por 50 leyes de cada uno de los 50 estados, en donde los condados o sus equivalentes, que suman 3.143, poseen diversa gama de autoridad, es decir, que existen 3.143 entidades con reglamentos y procesos electorales independientes unos de otros.

3.1) Horas después de que cierren los centros

¿Tendrá que aplazarse la hora de cierre? En muchos estados se suele dejar votar a quienes ya estaban en cola a la hora de cierre, pero no a quienes lleguen después. Sin embargo, dada la pandemia, es probable que las autoridades quieran modificar dicha norma, sobre todo si hubo retrasos en algunos centros.

Cantar victoria prematuramente: Junto con el anterior, este podría ser uno de los escenarios más probable, con Donald Trump como el más probable de hacerlo, sobre todo si ve que el conteo lo favorece en los estados pendulares de la costa este, como North Carolina y Florida, donde ya ocurrió algo parecido en el año 2000 ¿Podría Fox News ser presionado por Trump para que lo declaren ganador antes que ninguna otra cadena? Todos los ojos estarán sobre su matemático experto, Arnon Mishkin.

Mobilización de grupos armados: Se teme que grupos de milicias de supremacistas blancos en Michigan, Arizona u otros estados salgan a las calles y amedrenten centros o funcionarios electorales. Hay grupos de izquierda que dicen estar preparados para contrarrestarlos. Esperemos que no pase de ahí.

Intervención del Departamento de Justicia: A principios de octubre más de mil exfuncionarios de este Departamento advirtieron que el Fiscal General William Barr podría ceder a las presiones del presidente y hacer algo, lo que sea, para tratar de ayudarlo. Aunque las elecciones las administran exclusivamente los estados,  Barr podría abrir “investigaciones” con la intención de desacreditar los resultados y ofrecerle a su jefe cancha para decir que fueron "trampeados".

Hackers hackeando las elecciones: El FBI y otras agencias federales de seguridad llevan meses advirtiendo que Rusia, Irán y China tienen hackers trabajando en alterar las elecciones lo cual, sin embargo, es bastante difícil de hacer gracias al alto grado de descentralización del proceso (por ejemplo, meterse en una computadora de Michigan no afecta el resultado de Wisconsin), pero quizá podrían intentar hackear grandes cadenas de noticias para que publiquen titulares equivocados que siembre dudas, buscando así incitar al caos.

3.2) Días después de cerrados los centros

Las boletas lleguen tarde: 3 docenas de estados prohíben contar boletas que lleguen después de Election Day y el mismo Louis DeJoy, quien es donante de Trump y fue recompensando con la dirección del Sistema Postal ha dicho que los envíos que normalmente tomaban 2 días ahora pueden tomar 10, por lo que es casi certero que miles de boletas no lleguen a tiempo y sean rechazadas.

 Colapso del conteo: Desde peleas por boletas postales que llegaron tarde o que no llegaron envueltas en el sobre de seguridad o donde la firma no coincide con las de los registros, o simplemente que el conteo tome días y hasta semanas. Más grave aún si es en estados que son campos de batalla y de cuyo resultado depende el Colegio Electoral para definirse. Hay estados, como Texas, donde un votante puede ejercer su derecho en cualquier centro del condado, pero en otros, si uno llega al centro equivocado, tiene que pedir una boleta provisional, lo cual puede ser algo que los votantes ignoren. No se extrañen si en algunas partes hay márgenes de victoria menores al total de votos rechazados por uno u otro motivo.

Se descubra fraude legítimo: Como expliqué en el capítulo 21 (el primero de esta miniserie), el fraude electoral en los EEUU es muy, muy raro (por ejemplo, en Washington es 0,004%) pero en ocasiones descubren a operarios políticos cometiendo fraude intencionalmente para que la elección se deslegitime y tenga que convocarla de nuevo. Esto pasó en las legislativas federales de 2018 en North Carolina, cuando un republicano fue descubierto haciendo trampa -hasta el mismo partido se desvinculó- por lo que hubo que repetir la elección.

Intimidación a las personas que cuentan los votos: esto pasó en Florida durante el reconteo del polémico año 2000, lo pueden ver dramatizado en la excelente película de Jay Roach que recomendé en el capítulo 27: Recount.

Se involucre la SCotUS: esto también pasó en el año 2000, cuando fue la Corte la que ordenó detener el conteo de Florida, obligando a darle la elección a George Bush pese a que solo lideraba el conteo por 537 votos. En esta oportunidad hay una mayoría conservadora de 6-3, donde 3/6 conservadores fueron nominados por Trump, quien ya dijo que espera verlos de su lado.

Trump o Biden rehusándose a aceptar los resultados: en esta miniserie he reportado varias veces que Trump ha dicho en repetidas oportunidades que no confía en el resultado, incluso lo dijo tan temprano como 2015, cuando lanzó su candidatura a las primarias republicanas. Recientemente ha dicho que, de ganar, podría volver a lanzar su candidatura en 2024, a lo Evo Morales, pese a que la Constitución expresamente prohíbe un tercer período, eso sin contar que cree en teorías de la conspiración tan delirantes como la de QAnon. Por otro lado, Hillary Clinton le ha hecho exhortos públicos a Joe Biden para que no acepte ningún resultado hasta que no se haya contado el último voto…

3.3.) Semanas después de cerrados los centros

Funcionarios estadales se rehúsan a certificar los resultados: los que certifican los resultados son los Secretarios de Estado o algún otro funcionario especificado por la Ley, pero en todo caso siempre son parte del Poder Ejecutivo local, cuyos jefes, es decir, los gobernadores, son los que firman luego el decreto que otorga los electores, y si bien esto nunca ha pasado, no sabemos si vivimos una primicia histórica. En caso de que un Estado no aporte electores, no llegando así a 270, la elección la tiene que acometer la Cámara de Representantes.

Revuelta o sustitución de Electores presidenciales: en varios capítulos he explicado que el Artículo II, Sección 1, Cláusula 2 estipula que los electores serán escogidos por el método que cada legislatura decida, y desde 1828 todas las legislaturas, por Ley, delegaron esa función en los votantes registrados en cada entidad, por tanto, esta posibilidad ha existido desde hace siglos y aunque nunca han cambiado un resultado, sí ha ocurrido que uno o más electores votan distinto a lo que se esperaba, como protesta por el resultado. Lo nuevo sería que lo hagan en una proporción que ahora sí afecte el resultado. En ese caso intervendrían el Congreso y la Corte Suprema, que poseen mayorías ideológicamente opuestas.

3.4) Meses después de cerrados los centros

El ganador queda incapacitado o muere: este escenario varía dependiendo de cuándo pase. Si es antes del 14 de diciembre, que es el día en que los electores emiten sus votos, entonces los comité directivos de ambos partidos pueden nombrar un sustituto, que muy probablemente sea el actual compañero(a) de fórmula. En todo caso, si no hay un presidente seleccionado para el 20 de enero, que es cuando por mandato se debe jurar el cargo, pero tampoco un claro VicePresidente, la Constitución estipula que la Presidencia recae automáticamente en el Vocero de la Cámara de Representantes, es decir, la D. Nancy Pelosi.

El Congreso escoge al Presidente: Si nadie obtiene la mayoría de 270 electores, la Enmienda #12 estipula que la elección debe acometerla la Cámara de Representantes, pero votando por estados, con independencia del tamaño de la delegación de cada uno de estos en dicha cámara. Es decir, que los 53 Representantes de Californian tienen que emitir un único voto, al igual que haría Wyoming, que tiene un solo Representante por todo el Estado. Actualmente los Republicanos controlan las delegaciones de 26 Estados, por lo que Pelosi seguro dejaría la elección para el nuevo Congreso, que se instaura el próximo 3 de enero. La última vez que esto pasó fue en 1825, cuando la Cámara escogió a John Q. Adams en vez de quien había ganado el voto popular, Andrew Jackson.

Trump se rehúsa a ceder el cargo: Este escenario es el más comentado por todo el mundo pero el más ingenuo, porque la Enmienda #20 a la Constitución explícitamente estipula que el período de un presidente electo comienza a las 12:00 m. del 20 de enero. Eso quiere decir que así no pueda entrar a la Casa Blanca, Biden será presidente automáticamente ese día a esa hora, adquiriendo en el acto la autoridad para ordenarle a los U.S. Marshals que arresten a Trump por invasión de propiedad.

   Por supuesto, tooodos estos escenarios son casos hipotéticos que podemos prever, pero como todo científico sabe, existen también escenarios desconocidos que ni siquiera sabemos que desconocemos. Amanecerá y veremos.

4.- Las otras elecciones

   Algo en lo que no he elaborado a lo largo de esta miniserie es la cantidad de comicios que siempre hay en los EEUU, desde elecciones para cargos locales hasta referendos de todo tipo, y este año no es excepción. De hecho, nada más a nivel estadal hay 120 iniciativas en referendum. Una vez más Politico tiene una buena lista de las mismas en un artículo llamado Things This Election Will Decide That Have Nothing to Do With Trump or Biden. Los invito a buscarlo -yo lo publiqué por mis cuentas de Facebook y Twitter, @eco23- para que vean la escala en la que el pueblo es consultado en los EEUU.

   Entre las más comunes hay preguntas para crear nuevos impuestos o remover otros, reducir los presupuestos, otorgar permisos médicos pagados, permitir el consumo, producción y venta de marihuana, médica o recreacional, así como de hongos alucinógenos, el cambio de nombre de algún estado o de su bandera, etc.

   Esto es súper normal en la democracia americana, que ha sido así desde antes de la fundación de la república, lo cual ayuda a entender por qué independizarse y crear un gobierno representativo fue relativamente fácil y sin traumas, al contrario de lo ocurrido en las antiguas colonias de España y Portugal… ¡Qué envidia!

5.- Cierre y anuncio importante

   Esto ha sido todo por hoy, sin embargo, antes de despedirme quiero hacerles un anuncio importante: el 15 de noviembre ofreceré un curso en línea sobre el sistema político de los EEUU, basado en el curso que por varios años di en la Escuela de Comunicación Social de la UCAB, esta vez dirigido al público general y pensado para explicar las nociones básicas. Pueden escribirme a mis redes sociales para más información y precios.

   Sólo resta recordarles que pueden ser mecenas yendo a mi perfil de Patreon o Anchor. Los enlaces para ambas opciones están en la caja de diálogo de este cap.

¡Hasta la próxima!

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