lunes, 16 de noviembre de 2020

Elecciones americanas 2020, pt. 14

 Este capítulo salió publicado el lunes 19 de octubre de 2020 por mi podcast Perípatos y en él continúo la cobertura sobre las elecciones presidenciales americanas, al tiempo que me valdré de ello para ir explicando poco a poco la historia, las características y las instituciones del sistema político de los Estados Unidos.



1.- Los residentes en el extranjero

   Aunque a los americanos les encanta decir que el suyo es el mejor país del mundo (ilusos, cuando los venezolanos sabemos muy bien que es el nuestro… ¡JA!), obviamente un montón de ciudadanos viven en el extranjero. Al día de hoy rondan los cinco millones de personas, de las cuales casi 3 millones pueden votar. Esta cifra no se refiere únicamente al personal diplomático y militar desplegado alrededor del planeta, sino a todos los ciudadanos que viven fuera de su país, incluyendo personas que nacieron en EEUU pero no se criaron allá, ya sea porque sus madres dieron a luz mientras cursaban estudios, estaban allá por trabajo o porque fueron a tenerlos con la intención expresa de que adquirieran la nacionalidad gracias al principio IUS SOLIS que impera en nuestro continente, según el cual, todo el que nazca en el país es automáticamente ciudadano del mismo, así en EEUU como en la República Bolivariana.

   Este derecho también lo tiene gente que heredó la nacionalidad de al menos uno de sus progenitores, por más que en toda su vida solo hayan ido al país de visita o incluso sin eso. Toda esta gran diversidad de personas tienen derecho a votar en absolutamente todos los niveles de la administración pública, ya sean concejales municipales o miembros de la junta que dirige el Distrito Educativo del contado, siempre y cuando manifiesten el deseo de hacerlo por los consulados y -aquí viene la particularidad que nunca falta a la hora de analizar los EE.UU.- se registren en alguno de los 50 estados o el D.C.

   Estos votos del extranjero se suman a los totales de cada uno de los estados, lo que lleva a preguntarnos entonces ¿cómo es que han declarado un ganador todos estos años?

   La respuesta es sencilla: lo hacen cuando la tendencia se hace irreversible, y como esos votos foráneos se reparten por todos los 50 estados, jamás alteran el resultado final.

   Pero ¿qué quiere decir “irreversible”? Significa que el número de votos que faltan por contar es inferior­ al número de votos que separan a los candidatos. Por ejemplo, supongamos que en un estado ya contaron 80% de los votos y el margen entre los candidatos es de 21%, entonces ahí ya pueden declarar ganador al que lleve más, porque así la totalidad de los votos que faltan vaya para el candidato que está en segundo lugar, igual terminaría perdiendo por 1% al final de la cuenta.

   Así, ya no importa cuántos nuevos votos cuenten o recuenten en TX, FA, CA y NY, eso no revertirá los triunfos de Trump en los dos primeros ni de Biden en los dos últimos.

   Ahora bien ¿por qué esto no pasó en las elecciones de hace 4 años, de hace 8 o de hace 12? Eso es porque en ésta coincidieron dos factores que sirvieron para retrasar los reportes finales.

   El primero es que hubo una inusitada votación temprana debido a la pandemia, sobre todo por correo, y el conteo de estos votos siempre ha tomado más tiempo debido a que amerita mayores controles de seguridad, como firmas, dobles sobres, escaneos previos, revisión humana, etc. En algunos estados ese trabajo se puede adelantar desde semanas antes, como FL, que terminó de contar en la madrugada siguiente, pero en otros no se puede hacer sino hasta Election Day, como PA, donde tomó cuatro días.

   El segundo factor es que en varios estados los márgenes fueron muy estrechos, eliminando la posibilidad de cantar un ganador temprano ya que las tendencias no serían irreversibles sino hasta muy avanzados los conteos. Son los casos de los seis estados polémicos -AK, AZ, GA, NV, NC y PA- que extendieron el proceso hasta convertir a Election Day en Election Week.

2.- Resultado y autocrítica

  En esta sección haré la autocrítica de rigor para contrastar mi predicción con el resultado final.

   En el capítulo #29 del podcast (y 8° parte de esta miniserie), publicado el día 28 de septiembre, dije que Biden iba camino a ganar los mismos estados que había ganado Hillary Clinton en 2016 + recuperar los 3 estados del bluewall que ella perdió + la conquista del estado de Arizona. Totalizando así 290 electores, 20 más de los necesarios para ganar el Colegio Electoral. Eso es lo que ocurrió.

   Adicionalmente dije que de los otros estados que estaban peleados, Georgia y Texas los ganaría Trump mientras que Florida, North Carolina y Ohio, debido a lo mucho que estaban basculando en las encuestas, los llamé toss-ups, es decir, estados donde cualquiera de los dos podía ganar.

   De este segundo lote de estados, en Texas pasó lo que dije, mientras que Florida y Ohio los ganó Trump. North Carolina aún no termina de contar sus votos, pero estimo que seguirá a favor de Trump, así reduzca su ventaja, dejando como mi único error a Georgia, un estado que la última vez que votó por un presidente demócrata fue en 1992, año de por sí raro, porque hubo una tercera candidatura muy fuerte, la de R. Perrot, que le restó votos al incumbente George Bush.

   Así, no está bien que lo diga yo mismo, pero que sólo me haya equivocado en 1/50 estados me parece tremendo dato para ufanarme en mi próxima entrevista de empleo, jajaja… Si quieren ser estrictos, quitaré los 3 estados en los que dije que podría ganar cualquiera, e igual 1/47 es un margen de error demasiado bueno para este simple mortal caraqueño, sobre todo porque si esos tres estados iban para Trump, igual ganaba Biden, que es lo que al final pasó.

   Ahora bien, falta por discutir el tema de los márgenes, algo crucial para que esta disciplina mía pueda seguir teniendo pretensiones de ser científica y para que la industria de los estudios de opinión y campañas electorales siga teniendo vida.

   Lamentablemente, para analizar este tema considero imperativo esperar a tener los votos finales, porque como le dije a Guillermo, mi socio, en las discusiones que tuvimos durante toda esta semana, creo que las encuestas no se equivocaron, porque todo cayó dentro de los márgenes de error.

   Como prueba, fíjense que el promedio general de encuestas de RealClearPolitics, que reporté al inicio del capítulo 34 (el anterior a este, publicado el día antes de las elecciones) mostraba que la ventaja de Biden sobre Trump se había estrechado hasta 6,5% y al día de hoy, lunes 9 de noviembre, su margen de victoria parece estar precisamente entre 4 y 6 por ciento.

   A nivel estadal, concentrándome en los campos de batalla claves, es decir, AZ, FL, GA, MI, NV, NC, PA y WI, la mañana de aquel mismo 2 de noviembre, Electoral-Vote reportaba los siguientes promedios ponderados:

  • Arizona: Biden 48, Trump 47 (50-49).
  • Florida: Biden 49, Trump 47 (48-51)*.
  • Georgia: Biden 49, Trump 47 (48-48).
  • Michigan: Biden 51, Trump 43 (51-48)*.
  • Nevada: Biden 49, Trump 45 (50-48).
  • North Carolina: Biden 49, Trump 47(49-50).
  • Wisconsin: Biden 52, Trump 45 (50-49)*.

   En estadística se utilizan márgenes de error de entre 3 y 5 % (más de eso, la predicción no sirve). Eso significa que, por ejemplo, si las encuestas predicen un triunfo del candidato A 53-47 sobre el candidato B, con margen de 5%, A puede sacar entre 48 y hasta 58, mientras que B puede sacar desde 42 y hasta 52. Es decir, que la elección puede voltearse casi en la misma proporción. Por eso es que toda ventaja que esté por debajo de 5% se la suele llamar “empate técnico”.

   Todos los resultados que listé arriba entran en esa categoría y si trabajo con un margen más estricto de 3%, que es lo ideal, Biden sigue quedando dentro del mismo, y Trump se sale en FL, MI y WI, donde creció a costa de los indecisos.

   Otro factor perturbador es la personalidad misma de Donald Trump, quien, guste o no, es muy polémico e impredecible, con la capacidad de producir unas reacciones igualmente impredecibles entre sus seguidores y detractores.

   Si a esto le agregas la creciente y preocupante bipolarización política que cala cada vez más en la sociedad americana, sumado a las dificultades técnicas inherentes al método de las encuestas, sobre todo en estos tiempos donde la gente sólo tiene celular y hay menos líneas fijas, obtienes el caldo de cultivo perfecto para un resultado relativamente sorpresivo.

   En donde fui menos exacto es en mis predicciones sobre el Congreso, de lo que hablaré a continuación.

3.- El Congreso

   En los capítulos 31 y 32, publicados los días 12 y 19 de octubre, respectivamente, analicé las elecciones legislativas que iban paralelas a la contienda por el Ejecutivo, diciendo que los demócratas mantendrían su control sobre la Cámara de Representantes, actualmente de 235 contra 199, con probabilidades incluso de aumentarla.

   Con los resultados reportados hasta hoy lunes, los demócratas mantienen su dominio pero no sólo no ganaron nuevos escaños, sino que vieron su mayoría reducida en al menos 5 y pueda que más. Lo sabremos en las próximas semanas, pero si bien seguirán en control, tendrán menor margen de maniobra, sin contar que deben revisarse, porque en algunos de los lugares en que perdieron, son de mayoría demócrata, como los distritos 26 y 27 de Florida.

   En cuanto al Senado, en el capítulo 32, mediante una fe de erratas, aseguré que el escenario más probable era una ganancia neta para los demócratas de 3 curules, resultando en una legislatura dividida exactamente en 50 y 50 de cada partido, esto gracias a triunfos seguros en AZ, CO y ME.

   Adicionalmente, vi como muy probable el triunfo demócrata en IA y como menos probable pero con buen prospecto, otro en NC, mientras que los republicanos sólo voltearían AL. Este segundo escenario hubiese puesto el Senado 52 a 48 a favor de los demócratas, pero insistí en que lo más probable sería la división 50-50.

   Pues bien, los republicanos efectivamente voltearon AL, pero los demócratas solo voltearon AZ y CO, fallando -y por bastante- en ME, que todos creían en su bolsa, y en IA, donde se veía como algo bastante probable.

   Así, el Senado queda 50 para los republicanos y 48 para los demócratas, con dos elecciones, la de los dos curules de GA, pendientes de una segunda vuelta el 5 de enero, ya que ninguno de los candidatos superó la barrera de 50%, con lo cual deben volverse a medir pero sólo los dos primeros.

   Mi pronóstico es que ambas contiendan las ganarán los republicanos, quedando el Senado en su control por al menos 2 años más. Si, por el contrario, las 2 segundas vueltas las ganan los demócratas, el Senado quedará dividido efectivamente en 50-50, lo cual ameritaría el voto de Kamala Harris, en su calidad de Presidente del Senado, para romper los empatas y poder pasar las mociones.

   En cualquier caso, la situación augura caos y bloqueos eternos, con la mayoría republicana echando para atrás muchas -si no todas- de las propuestas legislativas del Presidente Biden o casi cualquiera de sus nombramientos, incluso los del gabinete, contribuyendo con eso a desprestigiar, no sólo a su gestión, sino a todo el estado y sistema político en general.

   Sin embargo, es bueno recordar que muchos senadores son de la tercera edad, pudiendo más de uno morir o verse obligado a renunciar, teniendo entonces los gobernadores que llamar a nuevas elecciones, lo que ambos partidos aprovecharían para retener o mejorar sus posiciones. Amanecerá y veremos.

4.- Cierre y despedida

   Hasta aquí el capítulo. Notarán que no hice mención algunas a las acusaciones de fraude hechas por el comando de Trump ni a los innumerables rumores y memes sobre votos multiplicados o borrados mágicamente.

   La BBC publicó la semana pasada un muy buen resumen de los 5 casos más importantes, los cuales incluían la aparición de un muerto “votando” en Michigan, una curva que mostraba un salto abrupto en los votos pro-Biden en Wisconsin y la acusación en Arizona, de que si rayabas la boleta con un marcador Sharpie en vez de con un bolígrafo, la máquina no lo registraba. Todos fueron desmentidos al punto de que el comando de Trump retiró la demanda concerniente al marcador. Les recomiendo el artículo, se titula US Election 2020: Five viral vote claims fact-checked.

   En cuanto a las exigencias de reconteo, pues la ley de Georgia ordena que si la diferencia es menor a 0,5%, se debe recontar todo el estado, como sucedió en Florida hace 20 años.

   Desde entonces, ha habido sólo tres reconteos de votos a nivel pan-estadal en elecciones presidenciales. Dos fueron en la elección de 2016, uno en Wisconsin, donde cambió 131 votos de 2.976.150 emitidos; es decir, 0,004% y el otro fue en Nevada, donde cambió apenas 3 votos de 1.125.385 emitidos o 0,0003% del total. Finalmente, la más famosa de todos, Florida en el 2000 cambió 1.163 votos de 5.825.043 emitidos, o sea, sólo 0,02%.

   Esto sí ha sido todo por hoy, continuar hablando de fraude es caer en teorías de la conspiración y a mí no me gusta discutir de religión u otras creencias. Sólo quiero agregar que si les ha gustado el podcast hasta este punto y quieren más capítulos por el estilo, los invito a ser mecenas a través de mi página de Patreon.

 Pueden contactarme por mis redes sociales, @eco23 en Twitter y Facebook. En el próximo capítulo haré un especial sobre qué esperar de Joe Biden y su gobierno, incluyendo su posición sobre Venezuela ¡Hasta entonces! ¡Chau!

No hay comentarios:

Publicar un comentario